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El «desconcierto» de las concertinas, en una orquesta sin director y maestros

Quede claro, en primer lugar, que no entiendo el porqué de esa denominación a las “barreras” de cuchillas instaladas en Ceuta y Melilla. El diccionario de la RAE, define Concertina como “Acordeón de forma hexagonal u octogonal, de fuelle muy largo y teclados cantantes en ambas caras o cubiertas”. Si yo fuera un virtuoso de tan noble instrumento, presentaría una querella por la “prostitución” del término para tan diferente objetivo. También, si no recuerdo mal, que esta obra de “seguridad” fronteriza se instaló en la primera etapa -2005- del desgobierno de José Luis Rodríguez, alias ZParo, aprobándose, según he visto, una partida presupuestaria cercana a los 30.000.000 € y permanece levantada desde entonces.

Ahora, su clon Pedro Sánchez, a través del ministro de Interior light, Fernando Grande Marlaska, de su gobierno de marketing, demagogo y populista -quién lo ha visto y quién lo ve después de su oscura participación en el caso del chivatazo del Bar Faisán- quiere eliminarlas. Claro que el que fuera terror de la ETA, ya dejaba un apunte en esa dirección en su libro “Ni pena ni miedo” (2016), en el que hacía esta declaración de intenciones: “Considero los nacionalismos un concepto trasnochado en una época en la que ha de tenderse, creo yo, a suprimir fronteras antes que a crear otras nuevas”. Sin olvidar su lista de excarcelaciones de etarras, destacando la del “enfermo terminal” Josu Bolinaga -le “daban” menos de seis meses y se pasó dos años, de tasca en tasca, ciscándose en sus víctimas-, o la de Arnaldo Otegui -“héroe” y socio de los golpistas catalanes- y su prisa por liberar a presos por la aplicación de la doctrina Parot y, de propina, aquel permiso penitenciario para que Idoia López Riaño se examinara para obtener el carnet de conducir –de vida o muerte, oiga-. En esa línea de suprimir las vallas, ya se había pronunciado la secretaria de Empleo y Cualificación Profesional de CCOO, Dolores Santillana, cuando en una visita a Ceuta dijo que “no sólo hay que eliminar las concertinas de Ceuta y Melilla, sino también las vallas para que no haya impedimentos para que cualquier persona pueda entrar y salir conforme a la libertad de los seres humanos”. O sea, el “café para todos” que nos tiene endeudados hasta las cejas, a nivel universal y viva la vida que… ”tó el mundo es bueno” porque “el dinero público no es de nadie”Carmen Calvo dixit (y Pixie)- y “el socialismo funciona mientras dura el dinero de los demás” (Margaret Thatcher) y después… la ruina, y a salir entre todos. Lo de siempre.

Dicho lo anterior, hay que denunciar esta “alegría” que el supuestamente legal, pero ilegítimo a todas luces, “gobierno del contubernio” de Sánchez está demostrando también en esta materia de la inmigración -migración se dice ahora para englobarlo todo en la línea del socialismo “integrador” e inclusivo- ilegal, que no otra cosa es lo que estamos viviendo desde hace muchos años y de forma intensa en estos dos meses. Se estrenó con la generosa acogida del barco con más de seiscientos emigrantes a la deriva que no quiso recibir Italia -necesitamos un ministro del interior así- y ahora se hace la vista gorda a la entrada por las bravas de otra cifra similar. De seiscientos en seiscientos y tiro porque me toca -parece que seiscientos es la unidad de medida en esta materia para este gobierno-.

Leía hace unos días un artículo del General Adolfo Coloma, publicado en la sección Toque de Retreta del Blog del General Rafael Dávila, “Al alba y con viento de Levante”, parafraseando al entonces Ministro de Defensa Federico Trillo-Figueroa cuando anunció la toma del Islote de Perejil por fuerzas de Operaciones Especiales, en el que el autor citaba como una “operación especial la entrada masiva, ilegal y con una inusitada violencia de 602 inmigrantes subsaharianos en la ciudad de Ceuta”, lo que justificaba desde su experiencia sobre este tipo de operaciones “en España y la OTAN”, y añadía que Algo así requiere gran preparación, medios, distribución de tareas, coordinación y desde luego, un liderazgo claro… ha de ser ejecutado por sorpresa y con toda agresividad, para paralizar al posible adversario. Pero para lograr el éxito se necesita además un ambiente propicio y una información detallada y actualizada de lo que sucede sobre el objetivo y una base segura desde la que lanzar la operación…”. Recomiendo encarecidamente la atenta lectura del interesante artículo y dejo para el lector los detalles y argumentos que expone el General para demostrar que se trató de toda una “Operación especial” , que es como se define una acción “bien planificada y perfectamente ejecutada, en secreto y por sorpresa sobre un objetivo puntual”, desde la constatación de que no había “ancianos, mujeres, gente famélica y desnutrida” sino “robustos varones, en edad militar, provistos todos de teléfono móvil”.

Asumiendo lo anterior, a mi juicio indubitable, sólo faltaba elegir el momento para asegurar el éxito de la operación y nunca que mejor que éste que transmite la debilidad de un gobierno en minoría, con varios frentes abiertos e hipotecado por unos socios depredadores que le ayudaron a consumar su asalto al poder y que empiezan a pasar facturas, impagables muchas sin riesgo muy grave. Salvando distancias y magnitudes, este asalto  me recuerda la famosa “Marcha Verde” de Noviembre de 1975, cuando casi agonizaba Francisco Franco, Jefe del Estado entonces, y los que estaban a cargo de salvaguardar la soberanía española fueron incapaces de reaccionar a la humillación. Algo así, pero peor por la situación actual de España y sus posibles consecuencias, es lo que ha hecho el actual “gobierno okupa” pese al atropello de la frontera y los daños físicos infligidos a la dotación de la Guardia Civil, en franca minoría frente al invasor y desde hace muchos años -desde la etapa del miserable asesor de Maduro, no mejorada demasiado en medios en la posterior- con claras instrucciones de no utilizar la fuerza ante invasiones del otro lado, sabedores sin duda de que con el Gobierno de Mariano Rajoy, con Mª Dolores de Cospedal al frente del Ministerio de Defensa e incluso con el bueno de Juan Ignacio Zoido del de Interior, hubiera sido impensable una acción así.

Ahora, ante un vecino alauita pasivo -si no cómplice de los que mueven los hilos-, con un “director de orquesta” cuya batuta manejan sus socios -todos enemigos de España, aunque por diferentes razones- y con una marioneta como ministro del Interior y algo amorfo y con dificultad de expresión en Defensa, los “combatientes organizados” no han dudado un momento en llevar a cabo su asalto al territorio español que, no lo olvides Europa, representa la frontera Sur del continente. Y la reacción no ha sido reforzar la frontera, si era necesario -y en mi opinión lo era- con la Legión y otros Cuerpos de las Fuerzas Armadas, sino habilitar recursos para atender a los “refugiados” –que no les falte de ná– y precipitarse en aprobar decretos leyes para agilizar la regularización de los invasores, garantizar la gratuidad de la universidad para “refugiados” -esa fábrica de parados que constituye la mayoría de campus y que así aumentará- y la universalidad de la Sanidad, a costa, claro está, del sufrido españolito que todo lo aguanta y tendrá que compartir, con sus impuestos, los servicios que demanden estas masas incontroladas que llegan de forma irregular y sin control alguno.

Y yo me pregunto, ¿qué ha sido del Artículo 8 de la Constitución Española? Ese que dice que “Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”. ¿Qué dice el Rey al respecto del Artículo 61 que recoge el “juramento de desempeñar fielmente sus funciones…”, entre las que le corresponde “El mando supremo de las Fuerzas Armadas” que dice el Artículo 62 en su apartado h? Y ya puestos a preguntar -como hice en su día y repito cuando viene al caso para el anterior presidente socialista- ¿puede considerarse “delito contra la seguridad del Estado en el ejercicio de sus funciones…”, recogido en el Artículo 102.2, la pasividad del actual inquilino de la Moncloa? ¡Ah!, claro que estamos en periodo de vacaciones y estas son cosas menores para tan altas instancias y a Pedro le importa más el Valle que las vallas.

Pero no quiero terminar sin otra pregunta más a quien corresponda ¿para qué tienen las armas los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado?  Sí, ya sé, en primer lugar como elemento de disuasión, siempre que se usen y no haya instrucciones en contra de no asustar o incomodar al asaltante. Pero asumido esto, concreto más mi pregunta ¿para qué están las armas? Porque como adorno quedan muy bien para desfiles y maniobras, pero si no se van a usar ni en casos de emergencia como el de hace unos días en Ceuta y ya que estamos con tan alto déficit y tanta necesidad de gasto social ¿no sería mejor ahorrar más aún en gastos de defensa o, en todo caso, aplicarlos en alfombrillas para que nuestros “honorables y pacíficos” visitantes, en su mayoría islámicos, cumplan con el mandato del no menos “pacífico” profeta y no se manchen sus rodillas mientras se golpean la frente hasta el callo contra el suelo, cinco veces al día? Pues dicho queda, por si sirve para algo.

Antonio de la Torre, licenciado en Geología, técnico y directivo de empresa. Analista de opinión

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