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La consejera de Educación, María Solana, y el director general de Educación, Roberto Pérez. EFE/ Villar López
NAVARRAINFORMACIÓN.ES
Opositores de inglés denuncian «opacidad» y exigen «justificación individual de los criterios aplicados para unos resultados desconcertantes y demoledores» en la OPE de Educación del Gobierno de Navarra
El 89% de los aspirantes de castellano y el 84% de euskera suspenden la primera fase, de ellos hasta un 46.41% recibe notas inferiores al 2.5.
«Opositores a Profesor de Secundaria en la especialidad de Inglés, tanto de modelo castellano como de euskera, manifestamos nuestra indignación y desconcierto ante la falta de transparencia en la preparación y desarrollo de las pruebas de la OPE y los posteriores resultados tan nefastos que no logramos entender. Sentimos una indefensión absoluta tras las pruebas al no poder acceder a las correcciones, y exigimos que nos argumenten las notas recibidas por cada uno de los miembros de los diferentes tribunales, compuestos por profesores compañeros de la misma especialidad.
Los resultados son devastadores. En Inglés modelo D, euskera, un 84 por ciento de los opositores ha suspendido la primera fase eliminatoria, de los que un 38.6 por ciento ha recibido notas por debajo del 2.5, nota mínima para promediar entre pruebas. De los 12 aprobados iniciales, solo 8 han pasado la segunda fase, quedándose 13 plazas desiertas de las 21 ofertadas. En el modelo castellano, se repite la misma escabechina. Un 89 por ciento de los aspirantes ha sido eliminado en la primera fase, incluso con 4.99 de media, y llama la atención que casi la mitad (46.41%) ha tenido notas entre 0 y 2.5. A falta de que concluyan las pruebas de la segunda fase, donde puede haber más suspensos, ya hay 5 plazas que se quedarán sin cubrir.
Opacidad en todo el proceso
La indignación compartida entre los eliminados no está motivada por una rabieta al recibir valoraciones sospechosa y humillantemente bajas a exámenes que considerábamos bien hechos, sino a la falta de transparencia y la imposibilidad de entender qué hemos hecho mal.
Queremos denunciar la opacidad en los criterios de evaluación y corrección finalmente aplicados, ya que los mismos no se corresponden con los publicados en la convocatoria y en base a los cuales nos preparamos un temario que está abierto a diferentes fuentes e interpretaciones. Esos criterios públicos son vagos, ambiguos y genéricos, y no hay constancia de que se fueran a aplicar penalizaciones. En este sentido, llama la atención la respuesta de un miembro del tribunal a un opositor: “Hay unos criterios que son públicos y otros no”.
Unido a la falta de concreción en los criterios, queremos poner de manifiesto la falta de información en la prueba 1ª parte A, dejándonos a ciegas, sin posibilidad de prepararnos correctamente para ello. Además, lamentamos que siendo un supuesto práctico, nada haya tenido que ver con el trabajo que realizamos en el aula y la atención a nuestro alumnado.
Lo más didáctico del proceso es la defensa de una programación anual en la que se explica cómo dar clase, objetivos, metodología, actividades, atención a la diversidad, criterios de evaluación, entre otras cosas. Para ello, cada opositor tiene una hora, repartida en dos pruebas, donde enseña su propuesta, pero ello implica más tiempo invertido por los tribunales, ya que habrían tenido que escuchar a todos aquellos que pasaran la primera fase. Después de muchos meses de trabajo individual, solo el 11% en modelo castellano y el 16 % en euskera ha podido mostrarlo. Los suspendidos en esta segunda fase también desconocen los criterios aplicados y quieren saber qué ha motivado sus respectivas notas.
Instrucciones contradictorias en el examen
No solo achacamos una falta de directrices en la realización de un comentario de texto abierto a muchas interpretaciones, sino que también denunciamos haber recibido instrucciones contradictorias entre miembros del tribunal durante los exámenes. Unos miembros admitían subrayar el texto, otros no, unos se pusieron muy estrictos con las marcas en el examen que hasta dudamos de que signos ortográficos como comillas o gráficos ilustrativos anularían nuestro examen.
Una vez conocidos los resultados, ha habido un oscurantismo total en el proceso de reclamaciones. No hay posibilidad de ver los exámenes, ni de grabar la defensa de los pocos que han pasado a la programación y han suspendido.
Ante el aluvión de reclamaciones, las respuestas han sido generalizadas, vagas e imprecisas y no responden a peticiones individuales. Además, hay reclamaciones certificadas de algunos afectados y afectadas que no han sido contestadas y tampoco figuran en las actas. En el caso de los aspirantes a Inglés en modelo D (euskera), los resultados definitivos y el acta genérica de reclamaciones se publicaron en breve espacio de tiempo desde la finalización del plazo de presentación de las mismas. Conviene destacar también que esa acta tampoco aparece en la aplicación web creada para todo el proceso.
Carta al Defensor del Pueblo
Si las consiguientes instancias que estamos interponiendo continúan sin explicar razonadamente las notas, solicitaremos, entre otras medidas, el apoyo del Defensor del Pueblo en lo que consideramos vulneración de un derecho tan básico como que se hagan públicos los criterios de evaluación seguidos, nos enseñen el examen y obtengamos una explicación de la calificación puesta por cada miembro del tribunal. Iremos informando de las siguientes medidas que vayamos tomando si no recibimos respuesta satisfactoria alguna desde el Departamento de Educación.»
