Los miembros de la conocida “Manada”, tras casi dos años de prisión preventiva, van a salir de la cárcel al habérseles concedido la libertad provisional tras una fianza de 6.000 euros.
Era obligado el hecho, puesto que el ordenamiento jurídico de este país no permite que un preso este más de dos años en prisión provisional o, lo que es lo mismo, aquella que se produce mientras no hay una sentencia firme que haya sido ratificada por el Tribunal Supremo. Como el 7 de julio se iban a cumplir dos años, la judicatura no ha hecho más que aplicar la ley.
Pese a que ha existido un voto particular del presidente del Tribunal, la mayoría del resto de miembros ha inclinado la balanza hacia la autorización de libertad provisional bajo fianza y medidas cautelares estrictas.
La justicia es así, unas veces conforme a lo que opina la mayoría y otras veces no. Se podrá estar más o menos de acuerdo, pero la Justicia merece el mayor de los respetos. Es uno de los pilares sobre los que se sustenta un Estado democrático.
