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Son responsables  

Estos días, Covite nos ha ido informando de lo que está pasando en Alsasua. Meses después de la agresión en el bar, las víctimas han seguido siendo acosadas. Hasta no poder continuar en el pueblo. Esta semana, la familia de otra de las agredidas ponía a la venta su casa ante la imposibilidad de permanecer en el pueblo. Malos gestos, malos modos, insultos, caras vueltas, y la imposibilidad de vivir y trabajar ante la hostilidad abierta de una parte del pueblo que no respeta las normas de convivencia básicas.

Mientras, el PNV (el contenido del cascarón que es Geroa Bai) sigue gobernando el ayuntamiento de Alsasua y sigue apoyando a los agresores. Sigue tratando la agresión como una incidencia irrelevante. Sigue apoyando la tesis de un montaje de la Guardia Civil. Sigue tolerando y apoyando las actividades de los mismos que crearon el caldo de cultivo de la agresión.

El gobierno de Navarra, pilotado también por Geroa-PNV, sigue animando y apoyando activamente a la misma gente. Esa gente tan moderada, tan defensora de la convivencia y derechos de todos y de la identidad de Navarra, defiende a los que hacen que en Alsasua no se pueda vivir y pensar diferente a ellos.

A veces pienso que no nos damos cuenta de la gravedad de ésto. Un partido que se dice demócrata permite y favorece que se expulse a familias de sus casas porque no piensan como ellos. Permite y favorece que se insulte, acose e intente expulsar a funcionarios públicos al servicio de todos. No en Pamplona, claro, porque aquí no tiene fuerza. Pero donde la tiene, es responsable de tolerar a los que hacen irrespirable el ambiente. Es responsable de que en muchos pueblos no haya quien se atreva a presentarse por partidos no aprobados por ellos, aunque (como se ve en la generales) haya mucha gente dispuesta a votarlos.

Hay muchas cosas importantes que defender, muchos modos de promover el bien común. Cada partido las defiende en el orden que le parece. Pero hay algunas cosas que deberían ser claves, como la libertad de cada uno para expresar y defender esas opiniones con normalidad, sin sufrir discriminación por ello y muchos menos acoso. Esa es la base de la convivencia. Es un requisito de la libertad.

Imaginemos que un partido tolerara y defendiera a personas que acosaran a los profesores, los barrenderos o cualquier otro tipo de funcionario que no les gustara por las razones que fueran, hasta imposibilitar la convivencia normal y amargar la vida de los que eligen relacionarse con ellos. Imaginemos que un partido tolerara este comportamiento hacia un grupo étnico cualquiera. Imaginemos que lo toleraran hacia cualquier orientación sexual. O imaginemos un acoso así hacia un grupo religioso concreto.

Lo que hace Geroa es lo mismo.

Geroa y el PNV tienen en su mano plantar cara a los extremistas, cortar los fondos a los que promueven las agresiones, hacer que las policías municipales se tomen en serio sus obligaciones, asegurar la neutralidad de los espacios públicos, actuar como líderes en sus comunidades para promover la convivencia de todas las opciones y profesiones. Pero no lo están haciendo.

Al revés. No sólo se están tapando los ojos ante comportamientos totalitarios y antidemocráticos, están legitimando a los radicales que los practican. Con coaliciones, con fondos, con manifestaciones de apoyo, y con falta total de solidaridad hacia los agredidos y acosados.

Muchos no lo ven porque sucede en el ambiente cerrado de pueblos. Pero enseñan la patita también en el gobierno de Navarra. Las acusaciones desmedidas y faltas de respeto a las manifestaciones de cualquiera que les lleva la contraria, como hemos visto dos veces en el último año. La imposición de medidas que discriminan laboralmente a los que no forman parte del grupo con el que ellos se identifican.

Cualquier opinión es válida. Lo que no es válido es la falta de respeto a las de los demás. Lo que no es válido es mirar para otro lado cuando los radicales afines ahogan la libertad de opinión y expresión de los demás. Para un demócrata no puede haber nada más importante que garantizar esa libertad. Por mucho que uno tenga un proyecto de país en el que sobra la Guardia Civil y cualquiera que se identifique como español, los medios para llegar a él no pueden incluir lo que está pasando en Alsasua y lo que está haciendo el PNV-Geroa en el Gobierno de Navarra.

Dentro de algo más de un año hay elecciones. Geroa volverá a ponerse la máscara del partido responsable y respetuoso, defensor de la comunidad navarra, moderado en todo y atento a la ley, garantía ante los extremismos. Pero la verdad está ahí para quien quiera verla.

Geroa y la señora Barkos son responsables de lo que está pasando porque tienen el poder. Ella ha prometido ser la presidenta de todos, y eso es incompatible con permitir el acoso y la expulsión de los que piensan diferente. Si les sigue pareciendo que no pasa nada, repito: imaginen que el acoso de Alsasua fuera contra homosexuales, mujeres, profesores, agnósticos o inmigrantes de Europa del Este. Que ellos y cualquiera que se acercara a ellos fuera excluído y maltratado, sin consecuencias legales, por buena parte de la población. Que el ayuntamiento apoyara a los que montan cenas  y ponen carteles para hablar de cómo expulsarlos. Que los que les dan palizas fueran ensalzados y el gobierno foral promoviera manifestaciones de apoyo.

Les llamaríamos cualquier cosa menos demócratas.

Miguel Cornejo (@miguelcornejoSE) es economista y responsable de Asociaciones y Entidades en Ciudadanos Navarra.

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