La encuesta de EITB, la televisión vasca, sobre intención de voto en las próximas elecciones navarras, refleja un panorama bastante desolador para los partidos que hoy son oposición al nacionalismo vasco que gobierna dicha comunidad.
Aún tomando toda la cautela del mundo por ser una encuesta elaborada por un medio de comunicación afín al nacionalismo vasco, pueden apreciarse varios datos que, si bien, eran “vox Populi” entre los analistas políticos, hasta ahora no habíanse mostrado en toda su crudeza.
UPN gana, una vez más, pero cada vez su número de parlamentarios es menor y, con ello, sus posibilidades de volver a gobernar son cada vez más lejanas; el PP desaparece del mapa -todo lo sucedido en estos últimas semanas y meses le pasan factura, aunque todavía, en la fecha de la encuesta, no se había producido la moción de censura a Rajoy y su desaparición del PP-; Ciudadanos, si bien obtiene hasta tres parlamentarios, no le resulta suficiente para ser una verdadera alternativa de Gobierno; por el contrario el cuatripartito (Geroa Bai, Bildu, podemos e I-E) que gobierna hoy Navarra obtiene mejores resultados, gracias al primer partido que lo conforma. Más de lo mismo.
Ante estos resultados, cabe preguntarse, ¿Cuánto tiempo faltará, entonces, para consultar la voluntad de los navarros? Seguramente muy poco. La Transitoria Cuarta de la Constitución, que prevé la incorporación de Navarra a Euskadi, se llevará a cabo y, si el resultado es favorable, Navarra desaparecerá como entidad territorial autónoma.
Hoy, por lo tanto, se impone una reacción. Una reacción que vuelva a recuperar la ilusión al votante y, que, con ello, no se quede en casa, sino que recupere la ilusión, que movilice el voto. Aunque eso es mucho pedir ante la desafección política y parálisis de un electorado que, poco a poco, va quedándose en casa sin necesidad de ir a votar.