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EDITORIAL: Así no se va a ninguna parte

De la misma manera que, hace ya unas cuantas décadas, el partido que entonces acababa de perder el Gobierno a manos del Partido Socialista (PSOE), UCD (Unión de Centro Democrático) se desintegraba, ahora parece que pudiera pasar lo mismo con un partido que, sin perder aún las elecciones, acaba de ser descabalgado del poder, el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy, por él, otra vez, partido socialista.

Y es que, si ahora surgen ya voces pidiendo una renovación de los cuadros directores del Partido Popular, hay que imaginar que no pasará cuando lleven varios meses sin estar en el Gobierno.

Va a ser muy difícil que el PP pueda volver a coger un electorado lo suficientemente importante como para que pueda volver a gobernar.

El incumplimiento flagrante de promesas electorales, la corrupción y como no, el seguimiento, punto por punto, de la hoja de ruta que estableció Zapatero con el terrorismo de ETA, han apuntalado a un PP que se ha lanzado a la boca del león con la dejación de funciones ante el separatismo catalán. Por no decir, las dádivas prometidas a otro nacionalismo, el vasco.

En este país sobran los débiles, sobran aquellos que confían sólo en el bolsillo de los españoles para seguir gobernando. Así ha ocurrido y así puede ocurrir, si el hasta ahora principal partido de la oposición, el PP, sólo se preocupa de volver a ocupar “el sillón” y no de recuperar la ideología tradicional que le había caracterizado. Así no se va a ninguna parte.

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