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Cuando en boca cerrada no entran mosca

No es D. Cristóbal Montoro muy proclive a conceder entrevistas ni hacer declaraciones de tipo eminentemente políticas, pero algunas veces cuando se decide a ello, sus puyas dan que hablar. Así, en cierta ocasión, y refiriéndose al ex Presidente Aznar, dejó caer: “Yo estoy en política por él, pero no puedo admirar que ahora se dedique al “business” y da lecciones desde fuera. Esto es como el quirófano. No moleste, que estamos operando”. En este caso no le quito la razón a D. Cristóbal, incluso ha empleado cierta gracia, pues el Sr. Aznar tantas cuantas declaraciones hace son para dar lecciones, cuando no para deslegitimar, al Partido Popular, o meterle un rejón, que no Errejón, a su elegido político.

No fue el único sujeto de crítica por parte del Ministro, ya que al Sr. Margallo, ex Ministro de Asuntos Exteriores, al que tengo por un señor culto e inteligente, además de simpático, le espetó en su día: “Uno tiene que saber revisar sus ideas a tiempo porque, si no, es rehén de su propia arrogancia intelectual”. Vamos, que le vino a decir que no se muriera de inteligente.

Otra declaración, y en este caso lo dijo de forma impersonal pero no exenta de causarle daño de forma colateral a su Partido político, fue la que soltó en su día: “Lo malo no es la crítica del adversario que estimula tu campo, si no la de los tuyos, que confunde al personal. Hay compañeros míos que se avergüenzan de lo que hemos hecho. Lo explican sin convicción porque en el fondo se avergüenzan de ser del PP”. Creo sinceramente que de ser cierto “esos compañeros” no estarían en el Partido y se buscarían otro con el que no sintieran vergüenza. Muchas veces, al menos algunas,, se debe de pensar lo que se dice y otras no decir lo que se piensa.

Lo anteriormente expuesto viene a colación con la entrevista que recientemente dicho Ministro concedió al diario El Mundo y que, ante las críticas sobre si el Ministerio de Hacienda no se esmeró o puso suficiente celo en el control de los fondos públicos transferidos al Gobierno catalán y que pudieran, en parte, servir para la celebración del falso e ilegítimo referéndum del 1 de Octubre pasado y del Proceso en general, se “descuelga” con, palabras textuales “Yo no sé con qué dinero se pagaron esas urnas de los chinos del 1 de octubre, ni la manutención de Puigdemón. Pero sé que no con dinero público”.

No satisfecho con lo declarado, el Sr. Montoro, se ratificaba en lo manifestado, descartando con ello el señalar una matización que aclarara, en lo posible, el desaguisado y alarma que sus palabras produjeron. No llego a alcanzar si el Sr. Ministro llegó a discernir la repercusión que tendrían sus palabras; lo que sí está clarísimo es que la tuvieron y de que manera.

Empecemos por analizarlos. Teniendo en  cuenta el revuelo social a que se ha llegado por el intento secesionista, las declaraciones del mentado Ministro han caído como un jarro de agua helada sobre el conjunto de todos los españoles, salvo claro está, de los independentistas, que están aguardando la resolución más próxima del caso, que es la entrega a España del Sr. Puigdemont por parte de Alemania.

La consabida irritación, enojo e incredulidad del Tribunal Supremo, ya que no entiende que, aparte de no tener justificación sus palabras, ante la negación por parte del tribunal alemán del delito de rebelión y la existencia de duda de la malversación de caudales públicos, venga el Ministro encargado de velar por ellos y diga que no existe tal malversación; cuando además la Fiscalía está realizando campaña en reforzar los argumentos necesarios para que el tribunal alemán, no solo acceda a la entrega del fugado por malversación de fondos públicos, si no para que reconsidere, a ser posible, su negativa a hacerlo, además, por el delito de rebelión.

Otra de las causas del malestar del Tribunal Supremo, es que le ha denominado Juzgado, cuando se está alegando el rango superior jerárquicamente del mismo sobre el tribunal regional alemán.

Qué decir de los investigadores de la Guardia Civil, que viendo indicios claros de malversación de caudales públicos después del estudio exhaustivo de la ingente documentación incautada y otros medios de prueba documental, el Ministro de Hacienda dice que no existe tal malversación.

El malestar también anida entre los abogados del Partido político VOX, que ejerce la acusación particular, ya que, como afirman, con las últimas declaraciones del Ministro; el Sr. Montoro se convertiría en “el mejor testigo” de la defensa de los encausados.

Otro de los damnificados por las impudentes palabras del miembro del Gobierno repetidamente señalado, es el Abogado del Estado, que habiéndose personado en la causa a petición del Subsecretario de Hacienda, resulta el jefe del Departamento ministerial del ramo dice que no hay delito.

Dicho todo lo que antecede, quiero romper una lanza por el Sr. Montoro, sin disculparle su indiscreción y escaso sentido de la oportunidad. El citado cargo, a mi humilde entender, más que político es funcionario; téngase en cuenta su profesión de profesor y catedrático de Universidad en Ciencias Económicas y de Hacienda Pública, y como tal se ha expresado. Me explico; el Sr. Montoro nunca participó en mítines electorales o no electorales, que yo sepa, ni se prodiga en actos políticos; es un servidor público que procura realizar su trabajo de forma honesta y eficaz; por ello no alcanzo en cierto modo la repercusión de sus palabras que, a mi modo de ver, son perfectamente asumibles desde un punto de vista funcionarial.

Entre las administraciones públicas hay un trasvase de fondos a través de las partidas de los Presupuestos; bien como transferencias corrientes, de capital o como Participaciones en tributos del Estado a las Autonomías, Diputaciones o Ayuntamientos. Unas y otras son fiscalizadas por la Administración que transfiere y la receptora debe de justificar el gasto y pago de los fondos, tanto de los fondos recibidos como de los generados por ella misma, mediante el acuerdo correspondiente del gasto, del pago de su factura y fiscalizado por el Interventor y el Depositario;  convirtiéndose estos dos últimos en la fiscalización interna de la Entidad. Conforme a todo ello, es cierto, yo no lo dudo, que el Ministro haya dicho barbaridad alguna en ese sentido; pues una vez verificada la documentación remitida con sus informes de fiscalización interna, haya comprobado que los fondos se hayan destinado a gastos ilegales. Otra cosa muy distinta es que se hayan emitido facturas, conceptos e informes falsos o desvirtuados, como también se hayan derivados fondos antes de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, haciendo constar en facturas unos conceptos que nada tenían que ver con sus destino legal; téngase en cuenta que varios empresarios estaban implicados en el llamado Proceso y que este no es de hace medio año, si no desde bastante antes. Tanto es así, que el jueves pasado, día 19, el Gobierno dice que “Se pudo sortear el control de Hacienda”. Téngase también en cuenta que hasta al mismo Tribunal de Cuentas se le puede hacer trampas, dado que no se le remiten, salvo que lo solicite, facturas de gastos; simplemente se le remite la contabilidad anual para su fiscalización.

Otra forma de enmascararlo es a través de la Asociación Nacional Catalana (ANC) y Omniun Cultural, que aportando dinero al Proceso, corrieron con gastos de movilización en mítines y actos de campaña, publicidad, pagos de fianzas, etc.

En el mismo sentido, Dª. Belén Navarro, Secretaria General de Financiación Autonómica, del Ministerio de Hacienda, señaló ante la Comisión de Presupuestos del Congreso de Diputados, que el pago a proveedores lo realiza directamente Hacienda, pero lo que no se puede descartar otro tipo de fondos públicos ni incluso de esos mismos del Estado; se refiere a los del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), mediante engaño. Añadiendo que o bien el pago de de facturas que está certificado por interventores realmente no correspondiera a los fines que reflejan.

Por otra parte, en la misma entrevista, el Sr. Montoro subraya que desde que Hacienda intervino Cataluña, un hipotético desvío de fondos solo hubiera podido ocurrir mediante un delito de falsificación de un funcionario con un proveedor. “Por eso hay una investigación judicial en marcha”.

Por tanto, Sr. Funcionario, explique a tiempo y a conciencia las cosas o en boca cerrada….

 José F. Feijóo Carrasco, profesor y ex secretario de Ayuntamiento

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2 Comentarios

  1. Antonio De la Torre Luque

    Celebro ver que el autor trate de explicar otra opinión que la «oficial» de casi toda la prensa y demás partidos.
    Desde que esas, tal vez no muy acertadas declaraciones de Cristobal Montoro respecto a que «no se ha pagado con dinero público el golpe del 1-O», que fue más o menos lo que dijo y lo que se ha replicado en tertulias y periódicos de todo pelaje ideológico -“amigos” todos, claro-, vengo diciendo que las palabras del Ministro de Hacienda -posiblemente desafortunadas, insisto- aisladas de contexto y en sentido literal, pueden llevar a la tan repetida interpretación.
    Pero incluso así, se puede entender esa literalidad de otra forma -así lo hago yo-, puesto que de esas palabras aisladas creo que no se puede deducir también que no se haya podido pagar algo “indirectamente” a través de entidades, empresas, etc., que sí hayan recibido dinero público para sus fines y luego, a título particular, éstas hayan destinado parte de esos fondos al mal llamado «proceso». Con ello, tanto el ministro: «No se ha pagado nada con dinero público» -debió añadir directamente-, como la Guardia Civil: «El 1-O se pagó con dinero público» -puesto que en su origen el dinero abonado por ANC y otros era público- tienen razón.
    En cualquier caso, coincido con el autor en que, cuando se está en el escaparate y con tantas lupas, micrófonos y altavoces esperando el comentario para lanzarse al cuello, es mejor ser prudentes o incluso callar para evitar que en la boca «entren moscas» o salgan argumentos que dar a los que sólo buscan lo negativo para sacar -o dar- partido a los suyos, que no se puede uno fiar ni de su sombra.

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  2. José F. Feijóo Carrasco.

    Veo, y me alego, D. Antonio que haya captado mi pensamiento sobre las desafortunadas palabras del Ministro, que por no haberse explicado bien, ha dado lugar a tanta polémica.

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