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Va de másters y otros títulos

Que la izquierda española cuando hay carnaza la estira como si de chicle se tratara, va de suyo; lo que ya cansa, da hastío y al mismo tiempo se contrasta palpablemente cuando esa pieza se corresponde con el Partido Popular concretamente; dicha izquierda se ve ayudada por los canales de televisión de la Sexta y Cuatro, así como su prensa afín, que mañana, tarde y noche; me refiero a las TV, y las mismas estaciones del día siguiente y del siguiente; tienen permanentemente en antena algún caso no correcto o legal de dicho Partido, cuando los casos de los ERE de Andalucía o Gurtel de Valencia del PS, no es que pasen de puntillas sobre el mayor caso de corrupción en el primero, no sé si superado los de los Pujoles y del defenestrado CDC.

Estos días, tanto los mentados canales de TV como la izquierda y extrema española, no se cansan de restregar por las narices, perdón, por los ojos y oídos, a todos los españoles, hasta el hartazgo, el caso de la Sra. Cifuentes. Efectivamente, dicha señora ha cometido el error mayúsculo; de momento no se puede hablar de delito o falta, que en el caso de un concejal de cualquier Consistorio municipal grande, mediano o pequeño, se zanjaba con una disculpa, borrar el título de su curriculum y a otra cosa, como de hecho ha sido en otras circunstancias y de otros partidos, generalmente de la izquierda. El asunto de la Sra. Cifuentes es y ha sido magnificado por ser quien es; Presidenta de la Comunidad de Madrid y miembro, que no miembra, del PP. Caso parecido, aunque por otros motivos, es el de la fallecida Dª. Rita Barberá, que luego de ser “crucificada” por todos los demócratas de la izquierda y extrema, así como por los citados canales de TV y por la no citada prensa afín a la izquierda; después de fallecida, ayudada posiblemente en parte por los feroces ataques contra ella, ha sido absuelta de los cargos que se le imputaban. Esa izquierda, esa extrema, no han emitido la más mínima disculpa ni al Partido Popular ni a los familiares de la fallecida, que, por otra parte, ni el uno ni los otros se las han pedido.

A la vista del caso Cifuentes, que no la disculpo, y menos a la Universidad Juan Carlos I, que ha facilitado que tal estado se produjera y que los tribunales dilucidarán responsabilidades por falsificación de documentos públicos y oficiales y posiblemente por tráfico de influencias, por lo que sí son condenados, los que fueren, no solo habría que pedir la dimisión de la susodicha Presidenta, sino de algún que otro miembro del claustro de profesores y, si cabe, de algún funcionario o empleado del centro de enseñanza. Como decía, a la vista del caso que nos ocupa, empezaron a surgir una retahíla de “casos Cifuentes”; así tenemos que, además de cargos del PP que no citaré porque ya lo han hecho y seguirán haciendo las televisiones de siempre; Elena Valenzuela figuraba como Licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, cuando nunca tubo dichas carreras; no solo no dimitió, si no que la auparon al Parlamento europeo; Juana Ortega, Vicepresidenta que fue del Gobierno catalán y de Unión Democrática; figuró como Licenciada en Psicología, cuando no había acabado la carrera; Manuel Franco, el inquisidor de Cifuentes y portavoz del PS en la Cámara autonómica de Madrid, reflejó, él dice que le reflejaron, en su ficha, que era Licenciado en matemáticas, cuando es mentira; Javier Viondi, de IU, que dijo que había estudiado medicina, cuando no es cierto. De Luis Roldán, de la época felipista, mejor no hablar; Pilar Rahola, de ERC, la cual aseguró que poseía dos doctorados cuando no posee ninguno; José Blanco, con un curriculum que hace honor a su apellido y que no hizo ni primero de Derecho; lo abandonó, se afilió en las Juventudes Socialistas y a vivir. No dimitió en su día y hoy es eurodiputado.

De este maremágnum de títulos académicos ficticios no se libra ni siquiera el escrupuloso Partido Ciudadanos, que tiene en sus filas, y que se sepa no se disculpó, si no que se salió por la tangente, a Toni Cantó, qué  figuró en su curriculum el título de Licenciado en Pedagogía, título que no posee. Otro que tal baila, y del mismo Partido, es Miguel Angel Gutiérrez Vivas, número cuatro del mismo; que se decía Doctor Ingeniero, cuando no lo es. Ninguno de los dos dimitieron ni su partido pidió su dimisión.

En fin; la lista es interminable y el continuarla causa fatiga y desilusión para aquellos que luchan cada día por sacar sus estudios adelante, y muchas veces con grandes sacrificios de sus padres.

Sin ser ni “una miguita” de psicólogo, creo que el “engorde” de los curriculums, que tan dados a hacer los políticos, se debe, en cierto modo, a un determinado de complejo de inferioridad que les hace ver que, no teniendo estudios superiores, y conformando una determinada casta, cobrando unos sustanciosos sueldos que de no serlo no cobrarían;  a algunos les costaría sudor y lágrimas encontrar un trabajo en la empresa privada. Luego de haber ejercido de político, ya es otra cosa.

Como decía anteriormente, diversos cargos públicos, posiblemente por complejo de inferioridad mal disimulado y en la creencia de que para ser político se requiere una preparación determinada, la que fuere, y esta debe de venir avalada por una o dos carreras universitarias; cuando para ser político, a excepción de los de primera fila, y muchas veces ni esos, no se requiere casi nada, como la realidad lo demuestra y ellos mismos lo atestiguan con sus actuaciones y opiniones y para colmo su necesidad de inventarse títulos que no poseen. Así podemos afirmar que solo el 36% de los Diputados saben lo que es trabajar en una empresa privada. El 9,5% de los diputados del Partido Socialista no han tenido un empleo privado en su vida, mientras que todos los de Ciudadanos han trabajado anteriormente en empresas privadas; Unidos Podemos lo han hecho en un porcentaje del 15%, mientras que a los demás vino Dios a verlos. En el Partido Popular hay un porcentaje del 12,6% de diputados que no saben lo que es haber trabajado en una empresa privada antes de figurar en una lista electoral y salir elegido. Naturalmente, estos porcentajes tendrían que ser ponderados según el número de escaños y el tiempo trabajado fuera de la política.

Escribiendo sobre las mentiras de los políticos con sus títulos; no sé exactamente el por qué, me viene a la memoria aquél epigrama de Baltasar del Alcázar, cachondo mental él, cuya vida transcurrió en el lejano siglo XVI:

Tus cabellos estimados

por oro contra razón,

ya se sabe Inés que son

de plata sobredorados.

          Pues ¿Querrás que se celebre

  por verdad lo que no es?

Dar plata por oro Inés

     es vender gato por liebre.

En cuanto a la corrupción, solo una reflexión de George Bernard Shaw, Premio Nobel de Literatura en 1.925, que dejó escrito: “Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo….. y por los mismos motivos”.

Pues eso.

 José F. Feijóo Carrasco

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4 Comentarios

  1. Antonio De la Torre Luque

    Un buen análisis sobre el controvertido y magnificado asunto de los másteres, que no dejan de ser un tema muy menor con la que está cayendo en España.
    Comparto lo que dice el autor aunque destaco la «generosidad» con la que considera a los políticos, sobre todo socialistas, respecto al porcentaje de los que «no han tenido un trabajo privado en su vida» ¿No será al revés, don José F., que el 9’5% de los socialistas es el que ha trabajado alguna vez fuera de la política? No me alargaré con los naranjas, morados y otros colores del arco iris parlamentario, vulgo «hemicirco».
    Sería un buen trabajo de investigación analizar los verdaderos CV de nuestros políticos. Podríamos encontrarnos con sorpresas aún mayores que las ya vistas. Llevo tiempo con esa idea en la cabeza y puede que algún día me decida.

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    1. José F. Feijóo Carrasco

      Un honor que un articulista como Vd. comente tan favorablemente el mí. En cuanto a los porcentajes, tendría que revisar la información que poseo, pero como muy bien dice, ¿Para que pararse en temas intrascendentes cuando la tormenta está en otros sitios?
      Agradecido por haberme leído y comentado.

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  2. José F. Feijóo Carrasco

    Que un buen amigo comente favorablemente un artículo de este humilde escribiente apenas tiene mérito; si lo tiene que lo haya leído y comentado. En cuanto a que podría ser algo más duro; quizá. pero tenga en cuenta Sr. que alguna o muchas veces es preeferible dar una gota de aceite que cien de vinagre.
    Muy agradecido por su comentario.

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