El ciclista belga Michael Goolaerts, fallecido el pasado domingo a los 23 años, horas después de sufrir un paro cardíaco mientras disputaba la clásica París-Roubaix, pasó controles médicos en noviembre en los que fue declarado apto para correr y nunca había mostrado signos de enfermedad.
«En noviembre pasó un examen completo, como cada año en el pelotón (…). No tuvo problemas entonces y Michael recibió luz verde para correr», trasladó su entorno a la agencia belga, en declaraciones que recoge este martes el diario «Le Soir».
«Michael nunca había tenido problemas antes. Por eso esta muerte nos abruma por completo», agregó su entorno a esa agencia de prensa.
Según los primeros elementos de la investigación de la Fiscalía de Cambrai, en Francia, el ciclista sufrió un paro cardíaco y cayó al suelo en el tramo que va de Viesly a Briastre a las 13.42 hora local, y no al contrario.