EFE.- El 48,5 por ciento de las empresas navarra tiene una temporalidad superior al 20 por ciento, según los datos ofrecidos hoy por el sindicato CCOO sobre el mercado laboral, en el que destaca la «vulnerabilidad» de 23.273 trabajadores con contrato temporal y a tiempo parcial
CCOO denuncia que «es el Gobierno de Navarra quién paradójicamente más temporalidad tiene, al alcanzar una media del 35%, destacando la temporalidad en Salud, por encima del 40%».
A juicio del sindicato, «al aumento de las contrataciones le acompaña un mercado laboral precario, lo que indica que la salida de la crisis se está produciendo a costa de la calidad laboral de los contratos».
«Se perpetúa la precarización ya que se confirma que el acceso al empleo sigue precarizado, en Navarra el 92% de los contratos que se registraron en febrero han sido temporales y un 25%, temporales y a tiempo parcial», precisa.
Y añade que atender al tipo de mercado laboral es tan fundamental como celebrar el aumento de las contrataciones, porque «una sin la otra aboca a un futuro incierto», por lo que advierte sobre «un sistema económico que necesita contratar barato para crecer, un drama que persiste».
En este línea CCOO sostiene que «un crecimiento sin derechos y sin calidad en el empleo valdrá para maquillar las estadísticas pero no para una salida justa de la crisis» ya que para eso, subraya, «la recuperación económica debe ser firme e integradora» pues de lo contrario se «seguirá dejando de lado a miles de personas».
Al respecto agrega que la recuperación no puede hacerse con una presión permanente sobre los costes laborales porque eso generará «mayor desigualdad social, la consolidación de bolsas de pobreza y riesgo de exclusión social, incluso entre quienes tienen empleo».
Tras criticar las sucesivas reformas laborales que «han construido un nuevo mercado de trabajo en el que se ha ido eliminando una parte sustancial de la regulación que garantizaba derechos», CCOO reclama modificar las prioridades, las estructuras productivas y el mercado laboral pues «fiar todo a las estadísticas y a los números macro es volver a caer en la visión a corto plazo, que podrá valer para salvar unas elecciones pero no para mejorar la calidad de vida de las mayorías sociales».