La excusa de la libertad de expresión suele servir últimamente para justificar actitudes que en cualquier sociedad medianamente normal serian reprobables.
Despreciar los símbolos de un país con la única intención de injuriar; quemar fotografías de la máxima autoridad de un país con una clara intención de amenaza, es y debe seguir siendo un delito.
Quienes utilizan mal la libertad no quieren recordar que, la libertad de uno termina cuando empieza la del otro.
La imposición de ideas utilizando la libertad de expresión, pervierte el espíritu democrático de una sociedad. Quienes así lo entienden quieren convertir la sociedad en la que viven en una dictadura y deben, por tanto, ser rechazados.