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Carta a una feminista

(Inmaculada López es concejala no-adscrita en el ayuntamiento de San Fernando, Cádiz, por desaveniencias con la dirección local del Partido “Sí Se Puede San Fernando”)

Querida Conchi:

Quiero escribirte con motivo del 8-m y de la huelga feminista, y para contestarte a un cartel que has puesto en las redes sociales.

Por un lado sabes que, a pesar de nuestras diferencias ideológicas, nos respetamos personalmente y hay entre nosotros amistad y lealtad. Y por otro lado, sabes que te admiro por tu forma de hacer política, sin miedo, sin nada que perder, hablando claro ante los poderosos y siendo consecuente con tu pensamiento. Incluso en determinados temas locales coincidimos bastante.

Pero en cambio, no puedo estar de acuerdo con lo que se pone en este cartel -que aquí reproduzco- de la huelga que padecemos hoy. Y te lo paso a detallar:

En primer lugar porque yo, varón, nunca te he pedido a ti, mujer y feminista, que luches por mi. Yo me defiendo solo o con quien yo elijo libremente, y no hace falta que ni tú ni tus compañeras ideológicas (porque el Feminismo junto a la Ideología de Género es eso, ideología, y como tal, opinable y no debe ser impuesta por el Estado).

Te lo digo, en tu caso, con toda simpatía. En el caso de otras compañeras quizás no tanto, por la agresividad demostrada.

Dice el cartel: Para que puedas llorar sin ser maricón”. Conchi, yo lloro a menudo, delante de quien sea. Y no por eso me considero ni nadie me considera ni maricón ni afeminado ni nada por el estilo. Me podrán considerar, eso sí, un sentimental. Pero yo creo que los sentimientos son cosa tanto de hombres como de mujeres, aunque por regla general la psicología propia de cada sexo acuse más unos sentimientos que otros.

“Para que no te sientas obligado a ser el sostén de la familia”. Perdona que te diga, pero ¡vaya tontería! Se sentirá obligado a ser el sostén de la familia el que tenga trabajo de los que la componen, ¡digo yo! En mi caso nos casamos trabajando solo yo, luego me quedé en paro y el sostén era mi esposa que empezó a trabajar, y luego trabajamos ya los dos. Sin problema. Me siento obligado a ser marido y padre. De sostenes nada, que es muy antiguo. Prefiero los sujetadores. Yo es que soy muy marcadamente hetero…

Ya el colmo es lo que dice de “Para que puedas trabajar de lo que realmente te gusta”. Pues… ¡Muchas gracias! Pero creo que es un brindis al sol, una engañifa de marca mayor. Yo he trabajado unas veces de lo que realmente me gusta y otras de lo que no me gusta… y eso depende del mercado laboral y de las políticas. Esas políticas que a menudo la izquierda intenta encorsetar a base de impuestosmuchos de los cuales van a parar a las arcas de las asociaciones feministas que hoy se manifiestan.

“Para que puedas usar cualquier color que te de la puta gana usar”. Ya es gana de hacer una huelga para elegir un color, ¿no? Yo no creo que ningún hombre en 2018 no pueda elegir color. Sea éste el que sea (imagino que te refieres al rosa como asociado tradicionalmente al sexo femenino). Yo te puedo decir que desde que con 15 años (ya ha llovido), mi novia me dijo que estaba muy guapo con un polo color rosa, he llevado ese color frecuentemente, y llevo normalmente el que quiero en mi ropa. De verdad, qué tontería, ¿no crees?

“Para que no sientas vergüenza si una mujer te invita a cenar”. Pues mira, a más a más. Como normalmente si ceno fuera es con mi mujer, pues paga ella, que además cobra más que yo (ay, de ese mito nunca demostrado de la brecha salarial…), y no me avergüenza decirlo públicamente. Pero también he de decirte que si no es así y hay otras mujeres, mi impulso de caballero es pagar yo (¿tengo que pedir perdón por eso?¿cometo algún pecado?¿me denunciarán?). No obstante, como la vida está como está… muchas veces me es imposible dar cumplimiento a ese impulso de caballero.

“Para que no tengas que ser un super-héroe y puedas ser una persona libre de prejuicios”. Vaya tela con la huelga feminista de hoy. Para librarme de prejuicios… Hombre, los prejuicios no son buenos por lo general, pero creo que debe ser cada uno el que se libre de ellos. Es más, que por mucha huelga que se haga, si uno o una o une quiere tener prejuicios… “es pa ná”.

De hecho, ¿qué entendemos por prejuicioSi entiendes bajarse de la acera cuando viene de frente una mujer… yo no puedo ni quiero librarme de él porque lo considero educación. Si entiendes por prejuicio decir un piropo elegante o saludar con simpatía a una señora… no puedo ni quiero librarme de él, porque lo considero galantería. Si se entiende que recogerle a una mujer algo que se le ha caído, o cederle el paso en una puerta, o el asiento en el autobús… no puedo ni quiero librarme de él, porque lo considero urbanidad.

En cambio, si un prejuicio es tildar de machista a los que piensan distinto, o considerar non-grato a un autobús disidente, o que es un hetero-patriarcal el que opina diferente al stablishment feminista… Entonces sí, ¡haced huelga! Huelga para que desaparezca la ideologización de los colegios, obligando a los niños a considerar malos a los hombres por el mero hecho de serlo. Huelga para que nadie acose a nadie, ni siquiera cuando alguien hace uso de su libertad de expresión.

Huelga, en definitiva, para encontrarnos, para caminar juntos, aunque tengamos distintas ideas. Juntos hombres y mujeres, sin distinciones legales, ni brechas de ningún tipo, pero tampoco dominando nadie sobre nadie, ni engañando con subvenciones millonarias y denuncias falsas.

Eso es muy difícil hoy por hoy. Sobre todo en determinados partidos políticos, tú lo sabes, que entienden muy poco de libertades individuales.

Nada más, Conchi. Espero que haya servido esta carta para, al menos, romper alguna barrera. Alguna de esas que hoy intentan interponernos.

Con afecto,

Pedro Mejías Rodríguez, delegado Derecho a Vivir en Cádiz

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