La evidente manipulación que el colectivo de presos etarras y todo su entorno están haciendo de lo que está sucediendo en Francia, no debería suponer un cambio en la aparente actitud que el gobierno de España mantiene hacia el mundo abertzale. Una actitud que, por lo menos de momento, tiene a más de 200 terroristas alejados de la Comunidad autónoma Vasca en lo que el mundo etarra llama “la dispersión”.
La manipulación resulta clara. No es el Gobierno francés quién, sin mediar acuerdo, sin mediar aviso, está cambiando su política penitenciaria con respecto a los terroristas etarras que tiene en sus cárceles, sino que está siendo este colectivo el que está pidiendo perdón, arrepentimiento y con ello, provocando un cambio en su situación.
Perdón, arrepentimiento, entrega total de armas, disolución, resolución de los cientos de casos que siguen ahí, conceptos que aquí en España no se están produciendo y que por ello su dispersión continúa.
Pese a los miles de manifestantes que ayer desfilaban por las calles de Bilbao pidiendo precisamente el fin de la política de dispersión, el Estado español debe mantenerse fuerte, no debe ceder al chantaje etarra.
Si no hay arrepentimiento, entrega de armas, disolución y demás condiciones, la política contra el mundo etarra debe continuar. Los presos etarras pueden seguir viendo a sus familiares, los asesinado por Eta hace años que no pueden hacerlo.
