En los tiempos de la antigua Batasuna, cuando ETA mataban un día sí y otro también, cada vez que se realizaba un discurso político, el nacionalismo vasco utilizaba el término “construcción nacional” para explicar cómo quería que fuera su idealizada Euskalherría.
Pretendía explicar al profano como se iba a llevar a cabo su ”hoja de ruta”, es decir, la creación de un estado vasco ajeno a España y a Francia.
Eran momentos donde se tenía que demostrar, por parte del nacionalismo, la fuerza de sus ideas. De ahí la utilización del concepto de «construcción nacional».
Ayer, una consejera del gobierno vasco, presidido por el nacionalista Urkullu, utilizaba este mismo concepto en sus explicaciones sobre la llamada ‘Y vasca’ o, lo que es lo mismo, la llegada del TAV a su comunidad autónoma. En su explicación, por supuesto, incluía a Navarra y utilizaba a Pamplona, su capital, para incluirla dentro de las llamadas capitales vascas.
El nacionalismo vasco, hoy envalentonado porque es la única arma de la que dispone el presidente del gobierno Rajoy para seguir en el poder, tiene que aprovechar la coyuntura para recuperar conceptos pasados y presionar con ellos al gobierno central. Objetivo: obtener la mayor cantidad de prebendas para su tierra.
No importa qué se diga, no importa lo qué se haga, Rajoy y su partido, con el ministro de Fomento al frente trabajan para que el TAV navarro conecte con la ‘Y vasca’, esa a la que no iba a conectar.