Después de las peleas de sobremesa del último día de Acción de Gracias, marcado por la victoria electoral de Donald Trump, muchas familias estadounidenses han pactado este año dejar la política fuera del menú: no hablar del tema o no reunirse para evitar disgustos.
Cada cuarto jueves de noviembre, los estadounidenses viajan a lo largo y ancho del país, abarrotando carreteras y aeropuertos, para cenar con sus parientes en la que es la cita familiar más importante del año.