El Gobierno del partido nacionalista y conservador Ley y Justicia ha cumplido esta semana dos años en Polonia, periodo marcado por polémicas reformas que han dinamitado las relaciones con Bruselas y han agitado las calles, pero también por buenas cifras macroeconómicas y apoyo récord en las encuestas.
El último desencuentro con la Unión Europea llegó esta semana, cuando el Ejecutivo polaco se esforzaba en trasladar a la opinión pública los logros de una era en la que, según la primera ministra, Beata Szydlo, los ciudadanos viven mejor, sin terrorismo y con política sociales que favorecen el crecimiento.
Sin embargo, el miércoles, el Parlamento Europeo (PE) aprobó una resolución en la que afirmaba que la democracia y el estado de derecho están «seriamente amenazados» en el país, donde reformas como la del sector judicial y el Tribunal Constitucional erosionan «gravemente» los valores europeos.