El responsable de la autoridad monetaria europea dijo que la crisis ha «confirmado que las economías más flexibles son más resilentes, especialmente para los países miembros» de la eurozona.
También subrayó que ha enseñado que las reformas del mercado laboral deben ser «precedidas o al menos acompañadas por reformas de los mercados de producción».
«Hay que poner en práctica reformas que maximicen sus beneficios y minimicen sus costes a corto plazo», dijo y subrayó que estas tienen que «tener en cuenta tanto la equidad como la eficiencia».
Draghi rechazó que la política monetaria actual «desaliente» las reformas por sacar presión a los gobiernos con el fin de actuar en tiempos de crisis, tal como sostienen algunos analistas.
«Los estudios del BCE muestran que no hay evidencia convincente de que los altos tipos de interés lleven a más reformas, de hecho lo contrario es más probable que sea cierto», afirmó.
A su juicio, «los bajos tipos de interés tienden a promover reformas» ya que propician «un mejor entorno macroeconómico».
«Con la política monetaria acomodaticia, tenemos ahora una ventana de oportunidad para adoptar estas medidas», recalcó.
Draghi se preguntó si la crisis ha servido para que las economías de la zona del euro sean «más flexibles, más resilentes a los shocks adversos» y para que experimenten «más rápidas recuperaciones para un mayor crecimiento a largo plazo».
«Ampliamente la experiencia de la crisis muestra que la respuesta es sí», aseguró.
A su juicio, lo que se ha comprobado es que «más flexibilidad económica» en algunas instituciones «ha creado mas resilencia en un mayor crecimiento a largo plazo».
Explicó que las economías europeas que eran «más flexibles» al principio de la crisis mostraron índices de recuperación más fuertes», su Producto Interior Bruto «creció más rápidamente y el desempleo cayó más».
Igualmente señaló que los países que «reformaron sus mercados de producción y laborales durante la crisis, han visto también buenos resultados después y los efectos completos de ello aún se están materializando».
El presidente de la autoridad monetaria europea subrayó que las políticas estructurales «siguen siendo factores que explican estas evoluciones positivas», aunque agregó que «el apoyo con políticas macroeconómicas ha sido también vital».
«Está claro que para tener los mejores resultados tiene que haber una amplia coordinación entre los países. Algunas reformas laborales pueden enfatizar más los ajustes en los salarios y otras más los ajustes en el empleo», apuntó.
En este sentido, destacó que los países que «convergen en sus respuestas a los shocks tienen una mezcla similar» de ambos ajustes, «un aspecto que se consideraba raramente en el pasado».
El banquero italiano reconoció que destacar los beneficios de las reformas para el crecimiento económico «no es suficiente» para hacerlas aceptables para los ciudadanos.
«Hay una creciente percepción de que el crecimiento en el pasado no ha sido suficientemente inclusivo y no ha estado siempre asociado con el crecimiento del nivel de vida para todos», indicó.
En este sentido, instó a tener en cuenta «la inclusión en las políticas económicas y a «poner el foco en reformas con positivos efectos distributivos».
Reconoció que «algunas reformas han tenido efectos negativos de redistribución, al menos a corto plazo» y consideró que se puede «hacer más para reducir la falta de equidad, asegurando que la flexibilidad va combinada con seguridad».
Draghi defendió que las políticas públicas sean diseñadas para ayudar a la gente con menos recursos a encontrar «empleos donde puedan desarrollar y reencontrar sus habilidades» y resaltó la importancia para ello de la educación y la formación.
«La gente joven no quiere vivir de subsidios, quiere trabajar. No debemos nunca pensar que compensar simplemente a los perdedores de las reformas es suficiente», dijo. EFE
