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La casita feminista de Hansel y Gretel… con brujas y todo

 

 En Cádiz está la casita feminista de Hansel y Gretel, la casita de chocolate, con muchos parecidos a la original ideada por los hermanos Grimm.

Por ejemplo, en el famoso cuento alemán, los niños Hansel y Gretel luchan por liberarse de la bruja y terminan salvándose. En este cuento que os presento hoy en forma de video, no. Los niños terminan siendo esclavos de la bruja. 

En la fantasía hay una casa de chocolate, golosinas y caramelos. En esta realidad lo que hay es una casa con juegos, concursos, canciones, divertimentos… Y una capa de «igualdad» y «tolerancia» falsas, que lo envuelve todo y engaña a los jóvenes que se acercan y entran en ella. 

En ambos, los niños son víctimas, son encarcelados. En un caso, en el establo. En el otro, en una ideología perniciosa que los determinará de por vida: la ideología feminoide de género. Vídeo

En el cuento, los niños tienen la sabiduría suficiente para escapar. En la realidad, esos niños, embobados y anestesiados por la televisión, sus profesores-blanditos, el cine, las series, y la ideología mamada en todos estos medios, son presa de esas brujas que los acosan y los quieren para ellas. Para sus propósitos partidistas o económicos.

Los padres de la famosa narración deciden dejar a sus hijos a su arbitrio, en el bosque, abandonados. Los padres de estos adolescentes que salen en el video, también lo han hecho en el pueblo de la serranía gaditana de El Bosque, en una «feria de la igualdad» cuyo propósito es educarlos según los dictados de la mentalidad de género, de la que los políticos y los colectivos feministas son leales instrumentos.

Todos estos paralelismos y algunos más se dan entre la casita de chocolate y la feria «Igualafest», un aquelarre inventado por la Diputación gaditana, gobernada por el Psoe (pero que nadie se engañe, que esto lo firmarían corriendo los acomplejados del PP y Cs).

Me llama la atención sobre todo dos cosas: la primera, la mezcla de tópicos recurrentes de los pro-muerte y anti-familia, juntando reivindicaciones laborales, abortistas, identitarias, naturalistas, ecologistas y yerbas varias. La segunda, la cantidad de recursos humanos y económicos invertidos en el evento, la cantidad de personas une reciben dinero público, de nuestro bolsillo, par dedicarse a difundir la ideología feminoide de genero, el abortismo, etc.

Conozco personalmente a algunas de las «brujas» que aparecen en el video-documental, también pagado con dinero del contribuyente (por cierto, ¿tiene la diputación provincial gaditana los permisos paternos, al menos para difundir las imágenes de los menores? porque imagino que para adoctrinar a los niños no lo tendrían…). Conozco, digo, a alguna de las «educadoras de género» de estas asociaciones-satélite de la diputación -y ayuntamientos-, y certifico que su militancia feminista es directamente proporcional a los ingresos que reciba de los contratos bajo cuerda, y bastantes opacos, que reciben de los organismos públicos.

Pero flipemos con algunas de las frases del vídeo:

«Las brujas son un referente dentro del feminismo… Queremos recuperar la imagen de la bruja»

«Intentamos que identifiquen a los ‘micromachismos [decirle a su mujer, por ejemplo, que ropa le gusta que se ponga] y lo identifiquen con la violencia de género»

«Me vas a decir cómo tengo que vestir.., me vas a impedir que yo pueda elegir, que yo pueda abortar, a eso lo llama igualdad…»

«Quiero resolver las dudas respecto a la sexualidad, como quién tiene que llevar la iniciativa en una relación sexual… hemos hablado de la diversidad sexualHemos repartido preservativos, que los vean, los huelan, los toquen...»

«La L, la G, la T, la B, la I… a raíz de cada letra hemos ido explicando las distintas identidades de la sexualidad humana…»

«No olvidéis que el feminismo es necesario para vivir Chicos y chicas, ¡difundirlo por ahí!»

«¡Ser de la naturaleza! ¡Rompo con los estereotipos que nos nos dejan avanzar! ¡Quiero que arda el machismo y conseguir por fin la igualdad!»

Claro, que el «feminismo» es el culmen de todo lo bueno y libertario, y el «machismo» es la conjunción de los males, lo «antiguo», de una pareja «estereotipo», «heteropatriarcal», etc..

Pues esto es lo que tenemos en Cádiz, en su sierra. En la capital de la misma, la población de El Bosque. Como en ese otro «bosque», el de la casita de chocolate, donde llegaron Hansel y Gretel. Pero esta vez no es un cuento. Es una cruenta realidad para esos niños que le meten ideología en vena, el neo-marxismo del género.

Esto es lo que pretende, y es solo un avance, la Ley Mordaza lgtbi de Podemos, admitida a trámite en estos días en el Congreso, con la aquiescencia de todos los grupos políticos y la puesta de perfil de la abstención del PP.

O luchamos o las brujas acabarán con nuestros hijos. Eso sí, en confortables y dulces casitas de chocolate… 

Pedro Antonio Mejías Rodríguez, delegado de Derecho a Vivir Cádiz

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