El británico Chris Froome (Sky) rubricó el histórico doblete Tour-Vuelta al proclamarse en Madrid ganador de la 72 edición de la ronda española, una espina que tenía clavada desde su debut en 2011, tras una jornada emotiva por la despedida de Alberto Contador.
En Cibeles, y al término de la vigésimo primera etapa disputada entre Arroyomolinos y Madrid, un paseo de 117 kilómetros, Froome, emocionado, se encaramó al primer escalón del podio frente a la escultura de la diosa símbolo de la capital, epicentro de una fiesta a la que también se sumaron el Matteo Trentin, con cuatro victorias rey del esprint y Alberto Contador en su adiós del ciclismo.
Froome, de 32 años, supera el «trauma» en su sexta participación. La Vuelta ya era un reto personal después de 3 segundos puestos, así que alcanzó «un sueño increíble». Un registro que supone un doblete histórico. El keniano de nacimiento iguala el Tour-Vuelta que firmaron Jacques Anquetil (1963) y Bernard Hinault (1978).
Una victoria casi de principio a fin, ya que Froome se puso el maillot rojo en la tercera etapa con final en Andorra y desde entonces se mantuvo como patrón. Sin arrasar, pero con regularidad, con días mejores y peores, fiel a sus cálculos, como corresponde a uno de los máximos exponentes del ciclismo control.
Froome se tomó muy en serio la Vuelta después de bajar del podio de París, se presentó en Nimes para ganar, preparado al detalle y con un potente equipo que le guardó las espaldas hasta el último kilómetro.
Junto a Froome subieron al podio el italiano Vincenzo Nibali (Bahrain), segundo clasificado, junto a Contador uno de los 6 ciclistas que han logrado ganar en las tres grandes, y tercero el ruso Ilnur Zakarin (Katusha).
Fuera de la foto de honor, en el momento de su retirada, mención especial a Alberto Contador (Trek), que cruzó la meta de Cibeles con destino a la jubilación. El madrileño, ganador de 7 grandes (2 Tours, 2 Giros y 3 Vueltas), fue el animador de la Vuelta. Se marcha el último «loco aventurero». Adiós al ciclismo de ataque e improvisación.
Su estilo atacante encandiló a la afición, amilanó a Froome y resto de rivales y emocionó a todo el personal en la etapa del Angliru, que se anotó escapado y con la incertidumbre de asaltar el podio.
La Vuelta tuvo su broche de oro con el triunfo de Froome y la épica de Contador en cada etapa, sublimada en la cumbre del Angliru. La organización homenajeó al del Pinto con una vuelta de honor. Si hubiese un maillot para el mas carismático, el jefe de filas del Trek pasaría al retiro con él puesto.
La Vuelta arrojó un rayito de luz para el ciclismo español con los nombres de Enric Mas, Marc Soler y Iván García Cortina, pero de momento representan ilusiones más grandes que la realidad. Tiempo al tiempo. Y a esperar.
Se sumaron a la fiesta de Cibeles los ganadores de las clasificaciones complementarias: el italiano Davide Villela (Cannondale) como rey la montaña, Froome añadió la general de la combinada y por puntos y el Astana como mejor equipo.
Con la luz apagándose en la capital, Contador aún rodaba en su desfile de honor, bandera de España en ristre. Baño de multitudes. Cuarto al final, primero en el corazón de la afición. EFE