El caso de Juana Rivas, una madre que tiene retenidos a sus hijos para no entregárselos a su marido, al estar condenado por malos tratos, esta causando una gran alarma social en este país.
Juana Rivas ha sido condenada a devolver a sus hijos al padre, tras auto irrevocable de la justicia italiana y española; pero he aquí que esta circunstancia no puede ser llevada a cabo porque Juana está en busca y captura y tiene, en estos momentos a sus hijos, en paradero desconocido.
Corre el peligro de ser acusada y condenada a penas de cárcel por quebranto de sentencia judicial.
El caso ha creado una corriente de simpatía hacía Juana Rivas y algunos la han convertido en un símbolo de resistencia contra el maltrato masculino.
Independientemente de la mayor o menor simpatía que pudiera tener este caso, una cosa debería quedar clara, la Justicia está para cumplirla. Si el Juez no ha aceptado los argumentos de la defensa, ante lo que parecía a la prensa y a la opinión pública un claro caso de violencia domestica, todo parece indicar que Juana Rivas debería entregar a sus hijos.
En casos como este, son los hijos los verdaderos paganos de la situación. La Justicia debería evitar el daño flagrante hacia los hijos menores de un matrimonio que se ha roto. Lamentablemente, ellos suelen ser la moneda de cambio y los que son utilizados para provocar un chantaje emocional a los padres, familiares, e incluso, a los jueces, que muchas veces caen en estas trampas y condenan a quien seguramente no deben.