El presidente del Gobierno de España advertía ayer de que si la Mesa del Parlamento catalán calificara favorablemente la proposición de ley de referéndum registrada por Junt pel Sí y la CUP el Ejecutivo lo recurriría inmediatamente, porque es “una nueva patada al sistema democrático”. Es como si echara balones fuera a su ineptitud, porque el problema catalán seguramente estaría resuelto si se hubiera aplicado el articulo 155 de la Constitución española hace ya muchos meses. Su no aplicación ha provocado que el nacionalismo catalán haya hecho lo que ha querido. Además, ahora, conforme se acerca el famoso 1 de octubre, fecha del famoso referéndum independentista, las tensiones aumentan.
Basta ver a las juventudes de la CUP, partido anti capitalista y nacionalista de izquierdas, como están cometiendo ya actos de la llamada “kale Borroka” en Cataluña y como amenazan con emplear la fuerza en el caso de que se actué contra el proceso de independencia.
La democracia española vive uno de sus momentos más complicados, puesto que parece no garantizar la unidad de España. El “buenísimo” aplicado al independentismo catalán puede estár exacerbando una tensión que cada vez va a ser más difícil de solventar. Urge actuar ya, sin anbajes, ni dilaciones. Este país corre peligro de desintegrarse por la inacción efectiva de su gobierno.