25 de julio, hoy día de Santiago, apóstol de Jesús, patrón de España, y 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar, patrona de España. Santiago patrón, del mismo modo, del Arma de Caballería, del Ejército de Tierra, de muchas ciudades y de Santiago de Compostela.
En tiempos, eran días de exaltación religiosa y patriótica en este país. Hoy, en muchos lugares, todo esto ha desaparecido e incluso hay mofa y escarnio hacia, no sólo el día de precepto, que lo es hoy, sino hacía los símbolos que identifican a este país.
Una fiesta que debería celebrarse con solemnidad y «memoria histórica». Una fecha que, en Navarra, aún con gobierno nacionalista, también este año, sin celebraciones, pero es festiva. A diferencia de Madrid, capital de España, gobernada por Cristina Cifuentes del PP, ciudad que hoy despierta sin celebración ni festividad.
Cuando vemos cómo se pretende eliminar lo sagrado en tomas de posesión, se eliminan retratos, bustos, nombres de la realeza española, en plenos, procesiones, edificios deportivos, calles, etc.., apreciamos la transformación que se pretende en la sociedad española.
Cuando los ciudadanos esperan de sus instituciones que se hagan respetar y cumplir las leyes en aquellos lugares donde se hace todo lo contrario, cuando lo suyo sería frenar tentaciones totalitarias de los populismos antisistema, apreciamos la trasformación que se pretende en la sociedad española y en un país que se está diseccionando a golpe de engaño, dejación de funciones y responsabilidades.
Cuando esto está ocurriendo en el siglo XXI, leemos, como contraposición, la frase final del Himno de esta Arma de Caballería, una de las más conocidas de España en la reconquista, “Santiago y cierra España”.
Se dice que hay mecanismos para contrarrestar estas iniciativas.
