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Las hormigas rojas usan sus cuerpos para construir torres, como la de Eiffel

Las hormigas rojas usan sus cuerpos para construir estructuras similares a la Torre Eiffel cuando se ven obligadas a superar alturas para huir u obtener alimento, según revela un estudio publicado por la Royal Society Open Science.

La investigación, desarrollada por el Instituto de Tecnología de Georgia (EE.UU.), sugiere que estos insectos actúan de esa manera sin recibir órdenes de un líder y sin tener un plan coordinado.

Hormigas sin rumbo fijo

Los expertos sostienen que cada hormiga roja deambula sin rumbo fijo, siguiendo un conjunto de reglas determinadas, hasta que, sin darse cuenta, empieza a participar en la construcción de una torre de varios centímetros de altura.

“Si observas hormigas durante 30 segundos, no podrás imaginar que crearán algo milagroso al cabo de 20 minutos. Sin planificación, sin recurrir al ensayo-error, construyen una estructura acampanada que les ayuda a sobrevivir”, señala David Hu, coautor del estudio.

Este grupo de investigadores ya descubrió en 2014 que este tipo de hormigas son capaces de unir sus cuerpos para construir balsas impermeables y permanecer a flote durante meses.

Las hormigas replican esta técnica cuando buscan, por ejemplo, una salida o un espacio vacío, como haría, señalan, el conductor de un vehículo que trata de hallar un sitio en un aparcamiento lleno.

Cuando una hormiga encuentra ese espacio -en este caso localizado normalmente en una altura-, se detiene y espera a que lleguen más compañeras para comenzar la ascensión y la construcción de la estructura.

Un proceso no totalmente vertical

No obstante, este proceso no es completamente vertical, como si se tratase de un rascacielos, ya que a medida que la edificación gana altura también se ensancha en su base, lo que, gradualmente, le otorga la reconocible forma de la Torre Eiffel.

El peso de esta construcción está soportado por una sección transversal más amplia en su base que permite a las hormigas rojas distribuir su peso de manera más eficaz y segura.

“Constatamos que las hormigas pueden aguantar 750 veces su peso corporal sin sufrir lesiones, pero parece que están más cómodas cuando soportan tres hormigas sobre sus espaldas. Con más de tres, se vienen abajo, rompen filas y se marchan”, explica el otro investigador, Craig Tovey.

Aunque la hormigas, prosigue, distribuyen su peso uniformemente en el grupo, la torre está enconstante movimiento, pues la columna que forma se hunde a medida que los insectos se mueven, lo que provoca que la base se “derrita como la mantequilla”.

Las hormigas se deslizan hacia abajo y, después, salen de la estructura a través de túneles formados en su base, generando un movimiento general de la torre que los expertos han descrito como el de “una fuente de chocolate inversa a cámara lenta”.

Hundimiento de la torre

“El hundimiento de la torre es demasiado lento para apreciarlo a la velocidad real”, dice Tovey, cuyo equipo recurrió a fotografía de lapsos de tiempo para observar cómo las hormigas trepan por los laterales de la pirámide, caen a la base y vuelven después a repetir este ciclo durante un proceso que puede durar horas.

“Las torres de hormigas son como la piel humana, están constantemente reconstruyendo y reemplazando su superficie”, aporta Hu.

Este descubrimiento, destacan, podría contribuir al desarrollo de la robótica modular, un área que no demostrado aún su valía para la construcción de torres y edificios altos. Efe

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