Todo el mundo podía ver hace unos días las consecuencias brutales de la estancia en las cárceles de Corea del Norte de ciudadanos norteamericanos acusados de intentar desestabilizar el régimen coreano.
Todo el mundo ha podido ver las continuas y constantes “bravuconadas” del régimen comunista de Corea del Norte, empeñado en amenazar al resto del mundo con sus misiles de corto, medio o largo alcance.
Todo el mundo conoce la falta de libertad que tienen los ciudadanos de Corea del Norte. El régimen se permite el lujo de asesinar a sus ciudadanos simplemente por no llorar lo suficiente en funerales de Estado.
No extraña, por tanto, la respuesta del presidente norteamericano Trump, que, fiel a su estilo, no parece estar dispuesto a aguantar más “bravuconadas” del régimen coreano y sí que parece dispuesto a apoyar a Japón y Corea del Sur, dos países próximos a Corea del Norte y fieles aliados de EEUU.
El régimen norcoreano parece que está dispuesto a seguir tensando la cuerda; quizá, confía en que no va a haber una respuesta militar contra él y, por ello, continúa incrementando la tensión en la zona.
Situación peculiar en este rincón del mundo, pero que, salvando las distancias, se repite en este país llamado España, donde los nacionalistas catalanes continúan su hoja de ruta, haciendo y deshaciendo a su antojo, sabedores y confiados de que el Gobierno de este país no va a tomar nunca medidas como las del articulo 155 de la Constitución. Saben que Rajoy no es Trump y, por ello, tan contentos.
