El escritor y comisario Luis Esteban afirma que los policías tienen «la mala suerte o la suerte de conocer las facetas más oscuras de la existencia», algo «triste» y que a veces «afecta» pero que también «nutre de muchos argumentos si tienes cierto afán por escribir».
Así se pronuncia Esteban (Zaragoza, 1972) en una entrevista concedida a Efe en la que habla de su último trabajo literario, «El río guardó silencio» (Editorial Suma de Letras), repasa su trayectoria como escritor y reflexiona acerca de esta faceta y su relación con su actual trabajo de comisario de la Policía Nacional en Algeciras (Cádiz).
Su nueva obra, la tercera en su haber, es una novela policíaca «de corte clásico» situada en plenas fiestas del Pilar de la capital aragonesa, un escenario en el que sucede una serie de asesinatos homófobos que se entremezclan de manera insospechada con otros hechos que llevarán a un inesperado desenlace.
De la mano del protagonista de la novela, el inspector Rosario Roy, el escritor desarrolla una obra en la que procura que se cumplan todos los requisitos que debe tener, según su criterio, una novela policíaca, como «que el lector tenga las mismas pistas para averiguar la verdad que el protagonista de la novela» o «que los métodos de investigación sean verosímiles».
Se sitúa, además, en su ciudad natal y donde se crió, Zaragoza, un lugar del que guarda «buenísimos y muchos» recuerdos y que le propició una escritura «gratificante», puesto que le ahorró el trabajo de documentación previa.
Precisamente, acerca de la localización admite que ha querido rendir «un pequeñísimo homenaje» a Zaragoza, pero matiza que «cualquier paraje» puede resultar inspirador para la novela negra, un género en el que «es más importante el delito que trates, la trama y el argumento que dónde lo ambientes».
Un género, el de la novela negra, que trata sucesos bien conocidos por su labor como policía, un trabajo que ha desarrollado durante más de dos décadas en diferentes unidades y que le ha permitido ver la cara de la maldad de cerca. EFE