El jefe de servicios y portavoz del hospital «Layné» de Mont de Marsan, suroeste de Francia, el profesor Poirier, ha asegurado que era «imposible» salvar la vida del diestro Iván Fandiño, que, aunque no falleció en el acto, los daños que sufría en hígado, riñón y pulmones eran «irreversibles».
Todavía no se ha emitido ningún parte médico oficial que detalle el alcance de la fatal cornada que acabó ayer con la vida del torero vasco en la ciudad francesa de Aire Sur L’Adour.
En declaraciones al diario galo Sud-Oest, el doctor Poirier, que iba con el diestro en la ambulancia en el momento en el que se certificó su fallecimiento al no poder reanimarle de un segundo paro cardiaco, desvela que ni en la enfermería de la plaza ni en el hospital se hubiera podido hacer «nada» para salvarle la vida.
«El torero presentaba en el abdomen tres litros y medio de sangre negra, proveniente de las glándulas hepáticas, señal de que el hígado había reventado a causa de la cornada, que también rompió la vena cava, lo que le produjo en severo derrame interno», explica el médico.
Conmoción en el mundo del toreo por la muerte de Iván Fandiño