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Expertos urgen a acelerar el debate ético sobre la edición genética

Expertos urgen a acelerar el debate ético sobre la edición genética

Los científicos urgen a acelerar el debate ético sobre la aplicación de las técnicas de edición genética porque su rápido avance y las posibilidades que se abren hacen necesario plantearse hasta dónde los humanos quieren llegar en los laboratorios genéticos.

La Fundación Víctor Grífols organizó esta semana en Barcelona una jornada para debatir sobre la ética en la aplicación de la nueva técnica de edición genética CRISPR, una tijera molecular que permite cortar ADN de las células con gran precisión y rapidez para corregir genes defectuosos.

Los expertos que participaron en el encuentro coincidieron en que hay que acelerar el debate sobre los límites de estas técnicas, que son relativamente fáciles de aplicar, rápidas y económicas.

Las últimas investigaciones han demostrado las grandes posibilidades de la edición genética en animales, en el medio ambiente y en la salud humana para curar enfermedades, pero también para mejorar o escoger determinadas características humanas.

El profesor del Departamento de Biología Molecular y Celular de la Universidad de Leicester Salvador Macip, uno de los participantes en la jornada, afirmó que, «hace unos años hablar de las posibilidades de la edición genética parecía ciencia-ficción pero actualmente nos encontramos a las puertas de que muchas de sus aplicaciones sean una realidad en muy poco tiempo».

La técnica del CRISPR ya se está utilizando en todo el mundo para la investigación, se encuentra en fase de prueba para tratamientos terapéuticos contra enfermedades como el cáncer y ha demostrado su utilidad para la edición genética en animales.

En EEUU y China ya se están haciendo desde el año pasado los primeros estudios con embriones humanos.

Para Macip, «el desarrollo es muy rápido y crecerá de manera exponencial, lo que nos obliga a determinar cómo y hasta dónde queremos aplicar los avances científicos».

El doctor en Biología y gestor de Investigación en el Laboratorio de Neurofarmacología de la Universidad Pompeu Fabra, Miquel Àngel Serra, aseguró que «la carrera hacia la edición del genoma humano ya ha empezado y va muy rápido».

Para el doctor en Biología uno de los primeros pasos en este complejo debate se debería dar a nivel de legislación, «sería conveniente un acuerdo internacional sobre la edición del genoma, ya que actualmente las regulaciones son muy distintas entre países».

Peter Mills, director adjunto del Nuffield Council on Bioethics, máximo órgano asesor del gobierno británico en materia de bioética, presentó el informe «Genome editing: an ethical review», elaborado recientemente por su organización.

El documento aborda las aplicaciones de estas técnicas en distintos terrenos y llega a la conclusión del enorme efecto transformador del CRISPR, por lo que Mills propuso «mirar de forma crítica los problemas y retos que plantea la edición genética, como punto de partida para contribuir a un análisis ético con toda su complejidad».

Pere Puigdomènech, investigador del Departamento de Genética Molecular del Instituto de Biología Molecular de Barcelona (CID-CSIC), explicó cómo se aplican las técnicas de edición genética en animales y plantas.

Puigdoménech afirmó que «el CRISPR no plantea tantos interrogantes en animales y plantas y está más avanzado que en su aplicación con humanos», defendió que «resulta muy útil para la modificación genética de especies vegetales y animales» y auguró que «una de las grandes aportaciones del CRISPR en el futuro puede estar relacionada con los xenotransplantes, ya que permitirá modificar incompatibilidades al trasplante de órganos entre animales y personas».

La investigadora del Centre de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB) y del Instituto de la Mujer Dexeus, Anna Veiga, que fue una de las madres de la primera bebé probeta española, comentó la aplicación del CRISPR en el terreno de la reproducción y manifestó que «las indicaciones para la aplicación de técnicas de edición genética en reproducción serán limitadas».

«Por ejemplo, en el caso de las enfermedades que dependen de un solo gen, ya podemos evitarlas a través del diagnóstico genético preimplantacional», dijo Veiga, quien reconoció, sin embargo, que «sí puede resultar útil para enfermedades sin embriones sanos, ya que en este caso la única solución es modificar genéticamente las células previas (gametos o mitocondrias)».

Veiga se mostró escéptica con otras posibilidades que se vinculan a la aplicación del CRISPR, como la elección de determinados caracteres (inteligencia, masa muscular, agudeza visual) «puesto que estos están sujetos a muchas variables». EFE

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