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Aumenta un 14% los accidentes laborales en Navarra en el primer trimestre, según UGT

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Navarra registró durante el pasado año 2016 un total de 7.567 accidentes laborales en el puesto de trabajo, lo que significa un incremento de la siniestralidad laboral del 9,8% sobre el año anterior, que viene a sumarse a los que se produjeron en 2013, 2014 y 2015, consolidando un cambio en la tendencia descendente que se venía observando desde el año 2000.

El informe anual realizado por el Departamento de Salud Laboral de la UGT, con motivo de la celebración el 28 de abril del Día Internacional de la Salud y Seguridad en el Trabajo, vincula este repunte de los accidentes al aumento de la precariedad y la intensificación del trabajo y a la debilidad de nuestro sistema preventivo, incrementada por la insuficiente inversión de las empresas en materia de seguridad, especialmente las pymes, como consecuencia de la crisis.

En función de su gravedad, el año pasado se contabilizaron 7.506 accidentes leves, 677 más que en 2015, mientras que se registraron 55 accidentes graves y 6 mortales, 2 más y 2 menos, respectivamente, que en 2015.

Un dato muy relevante es que los accidentes laborales sin baja se elevaron el año pasado a 7.805, duplicando ampliamente los 3.022 contabilizados el año anterior y superando a los accidentes con baja (7.654).

Para la Secretaria de Acción Sindical de la UGT de Navarra, Marisol Vicente, “esta anomalía tiene que ver tanto con la mayor inestabilidad y precariedad laboral provocadas por la reforma laboral de 2012, que ha instalado entre los trabajadores el miedo a perder el puesto de trabajo en el caso de caer de baja, como con la actuación de las mutuas, que gestionan la casi totalidad de las contingencias profesionales y tienden a rebajar la calificación de los accidentes de trabajo”.

SE CONSOLIDA UN CAMBIO DE TENDENCIA

Por lo que se refiere al índice de incidencia, que había descendido de forma constante en nuestra Comunidad entre los años 2000 y 2012, pasando de 80,4 a 28,2 accidentes por mil trabajadores, el aumento registrado en 2013 (28,6), ha continuado en 2014 (30,5), en 2015 (31,7) y lo ha vuelto a hacer en 2016 (34 accidentes por mil trabajadores).

Estos datos indican que se ha consolidado el cambio iniciado en 2013 en la tendencia descendente de la siniestralidad laboral que se venía observando de mantera ininterrumpida durante la última década, un cambio propiciado por el aumento de la precariedad que caracteriza al empleo que esté generando el crecimiento de la economía, a la intensificación de los ritmos de trabajo y al deterioro y relajación de la actividad preventiva, como consecuencia de la disminución de la inversión en seguridad.

De hecho, los accidentes laborales ya empezaron a aumentar en 2013 (un 4,1%), y han seguido aumentando en 2014 (7,3%), 2015 (5,91%), 2016 (9,8%) y en lo que llevamos de 2017, en cuyo primer trimestre se ha producido un incremento del 14% respecto al mismo periodo del año pasado.

DETERIORO DE LA PREVENCIÓN

El deterioro de la prevención de riesgos ya se constataba en el último estudio realizado por los Equipos de dinamización de la cultura preventiva, con los que contó la UGT hasta el año 2015, como parte de los programas de prevención desarrollados en colaboración con el Gobierno de Navarra, año en el que desaparecieron, a la vez que el programa que sostenía a los Delegados de la Comunidad Foral y del programa de seguimiento de la Obra Pública, por decisión del propio Gobierno.

Dicho estudio, realizado sobre una muestra de 466 empresas de toda la geografía navarra, en su inmensa mayoría microempresas o pequeñas empresas de menos de 50 trabajadores, constata que el 97,6% de las empresas había realizado la evaluación de riesgos, tal y como exige la legislación vigente, pero con importantes deficiencias, entre ellas, que buena parte de las evaluaciones tenían un carácter genérico y se acompañaban de un plan preventivo inconcreto y sin compromisos determinados sobre las acciones que era necesario llevar a cabo.

Un 87,6% de las empresas contaba con una planificación preventiva, pero sólo en un 15,5% de los casos dicha planificación era eficaz, ya que en el resto, no se concretaban las medidas preventivas, ni los responsables de ejecutarlas, ni el presupuesto asignado, ni los plazos de ejecución.

El estudio también subrayaba que el 79,3% de las empresas ejercía una deficiente vigilancia de la salud de sus trabajadores y que sólo un 7,6% habían identificado los trabajos de especial peligrosidad, dato que pone de manifiesto que la evaluación de riesgos se ha convertido en una mera formalidad.

Finalmente, la formación y la información recibida por los trabajadores sobre prevención de riesgos también era escasa. Sólo un 50,3% de las empresas habían impartido formación preventiva, mientras que casi el 25% no informaba a sus plantillas de los riesgos inherentes a los puestos de trabajo.

PERFIL DEL ACCIDENTADO

De las investigaciones realizadas y de la información recabada tras los accidentes por los Equipos de prevención de riesgos laborales de la UGT, se puede dibujar el perfil del accidentado como un trabajador generalmente joven, pero también mayor de 55 años, con poca antigüedad en su puesto, que trabaja en una empresa pequeña y, en muchos casos, de origen extranjero.

“Parece claro –señala Marisol Vicente-, que detrás de este perfil está la precariedad laboral o, lo que es lo mismo, la rotación excesiva, la falta de información sobre los riesgos del puesto de trabajo, la carencia de formación sobre cómo desempeñar las tareas con seguridad, las jornadas excesivamente prolongadas, el trabajo a destajo, las horas extraordinarias, la carencia de delegados de prevención y, en muchos casos, incluso de representación sindical en la empresa”

Este año, con motivo del Día Internacional de la Salud y la Seguridad en el Trabajo, el lema escogido es La discriminación nos daña a todas. La discriminación en el trabajo pone en peligro la salud y seguridad de todas las personas trabajadoras. “Los sindicatos queremos resaltar cómo determinados colectivos (mujeres, jóvenes, personas migrantes, personas mayores o discapacitados entre otros) tienen mayores riesgos para su seguridad y salud, al ocupar puestos de trabajo con condiciones muy precarias, donde la prevención es prácticamente inexistente”, apunta Marisol Vicente.

DEMANDAS DE LA UGT

 

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