El cambio de posición del presidente norteamericano Trump con relación a la política que su país debe tener con el resto del mundo, ha permitido mostrar que el único país considerado superpotencia mundial, EEUU, no parece dispuesto a dejar que otros ocupen el lugar que le corresponde.
El ataque a una base militar siria afín al presidente Al Asad, responsable del uso de armas químicas contra la población civil; el ataque con la llamada “madre de todas las bombas” a un arsenal de Estado Islámico, sito en Afganistán, y la escalada de tensión con Corea del Norte, son ejemplos de este cambio de postura norteamericana.
Si en campaña electoral, Donald Trump hablaba de no inmiscuirse en asuntos externos a Estados Unidos, ahora conocedor ya del papel de su país, como árbitro del mundo, ha tomado la iniciativa en este tipo de cuestiones.
Aunque, bien mirado, el resto del mundo asiste aliviado a la iniciativa estadounidense. Donald Trump no parece ser, ahora para el mundo, el “tipo” tan desastroso que parecía. De hecho su estima a nivel mundial crece enteros cada día que pasa. Aquellos que tanto criticaban y protestaban el ascenso al poder de Trump, hoy “callan la boca” y apuestan firmemente por él; y es que así, se ven libres de tomar decisiones comprometidas y de gastar el dinero que no tienen, ni desean gastar.
EEUU vuelve a tomar la iniciativa que perdió con la anterior administración y se convierte en la superpotencia a la que el mundo estaba acostumbrada.
