La bandera de Navarra, de España y de Europa en el Paramento foral.
El ordenamiento constitucional de España establece que la Monarquía Parlamentaria es el sistema político que lo define. Mientras que la Constitución española no se modifique, ningún otro sistema político, ninguno de sus símbolos, deberán estar presentes en ninguna institución pública. Todo aquello que se considere una perversión de dicho ordenamiento, será prohibido y en su caso sancionado.
Y así es lo que el Tribunal Superior de Justicia de Navarra ha estipulado ante la decisión, el pasado 3 de abril, del Parlamento navarro de querer colocar una bandera republicana de manera institucional. Intentar colocar en una institución pública, por tanto, una bandera que simboliza a otro sistema político, en este caso, la república, es pervertir el sistema.
Se califica esta decisión de la judicatura como una agresión a la independencia y a la libertad de un parlamento. El Parlamento navarro como parte integrante de la nación española conoce cuáles son los símbolos que representan a este país y, en este caso, conoce cual es su bandera, la roja y gualda. Intentar colocar otra, constituye y esta vez sí, una agresión al ordenamiento jurídico.
Si, además, se quiere emplear un símbolo ilegal para recordar algo que ya es historia, que ocurrió hace ya más de 80 años, y que, por tanto, una gran mayoría de los españoles de a pie solo lo conocen por lo que se les ha enseñado, se aprecian claramente las intenciones de ello, que no son otras que intentar crispar a una sociedad, en este caso, como la navarra, que no necesita más elementos de crispación -cabe recordar la dimisión de uno de sus consejeros por su mala gestión, hace tan solo dos días-.
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