El mejor de los múltiples halagos que se le han hecho a Rafael Moneo es definirlo como un arquitecto sin estilo, que no ha impuesto una visión predeterminada en sus proyectos sino que los ha hecho dialogar con su entorno. Así se muestra en la gran retrospectiva que le dedica el Thyssen, uno de sus edificios.
Es difícil admirar a un arquitecto dentro de un museo y no a través de su obra ejecutada, por eso el comisario Francisco González de Canales se ha apoyado en los magníficos dibujos a mano alzada de Moneo, con el sustento de fotografías y maquetas, para organizar esta exposición que culmina en Madrid un periplo que comenzó en A Coruña y que ha continuado por Lisboa, Ciudad de México y Hong Kong.