El actor John Malkovich se metió hoy en Viena en la piel de un dictador en el ocaso de su poder en una obra de teatro que analiza los mecanismos de la tiranía y la locura de un megalómano que se cree dios pero que señala también con el dedo a las democracias que consienten personajes así.
«Just call me God» (Simplemente llámame dios), es el nombre del montaje que mezcla música y teatro y en el que Malkovich, con la ayuda de música de órgano, inundó con su actuación el escenario de la Konzerthaus de la capital austríaca, que ha vendido todos los billetes para las dos funciones que ofrecerá hoy y mañana.