Una manifestación no autorizada, la rotura de mobiliario urbano y los ataques contra los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, es lo que ha caracterizado a lo sucedido ayer en el Casco Viejo de Pamplona. Los «defensores» de los presos de ETA y solicitantes e su «amnistía» han vuelto con la lucha callejera -«Kale borroka»-. La amnistía de unos presos que hoy se encuentran en las cárceles de este país, por asesinato, delitos penales y violencia terrorista.
Qué mejor que volver la lucha callejera a una ciudad gobernada por la marca abertzale Bildu. Una parte de los pamploneses han vuelto a padecer las molestias generadas por este comportamiento. Curiosamente, los detenidos, que siempre los hay, cuando ocurre la lucha callejera, procedían -casualmente- de una provincia colindante a Navarra, Guipúzcoa.
¿El equipo de gobierno pamplonés, condenará lo sucedido o más bien lo justificará, alegando el típico argumento de la libertad de expresión, o, simplemente, ni se molestará en ello?.
Los ciudadanos, una vez más, se convierten en los paganos de aquellos que entienden que “tomar las calles” es un derecho que tienen adquirido, que no importan lo que se rompa, que no importa quién o quiénes pueden resultar heridos. El caso es mostrar su poder. Sin embargo, gracias a la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, todavía presentes en Navarra, estos actos violentos reducen su impacto.
Desde este medio agradecemos la labor de las fuerzas del orden y condenamos sin paliativos la lucha callejera y violenta con el único fin y objetivo de defender y pedir la amnistía de los presos de ETA.
