Las redes sociales, Facebook, Twiter, Instagram, Snaptchat, etc dejan para la posteridad la llamada huella digital, por la que se puede “bucear” en el pasado de las personas y encontrar pasados turbulentos. La recién nombrada portavoz del Gobierno de Navarra, Maria Solano, ha visto cómo ciertos comentarios pasados se han vuelto en su contra. El caso es que esta señora, hace unos años, se “alegraba” de los conocidos tartazos que había recibido la anterior presidenta del gobierno navarro, Yolanda Barcina.
La reacción no se ha hecho esperar y el partido, UPN, Unión del Pueblo Navarro, que hasta la anterior legislatura había gobernado de forma casi ininterrumpida en esta comunidad, ha pedido su dimisión.
Los hechos se remontan a 2011 y quizás ahora pudiera parecer extemporáneos y que se han sacado de su contexto, pero cabe la pregunta, ¿ Puede una persona ser Portavoz de un gobierno, cuando se ha reído o satirizado unos acontecimientos que afectaron a la presidenta del gobierno que ahora quiere representar? Lo menos que se pudiera pedir es la asunción de disculpas por parte de la aludida.
Un estado de derecho muestra al ciudadano una serie de valores que son inquebrantables y que sirven de guía, de faro para la actuación cotidiana de las personas. Cuando una persona se ríe, se mofa o satiriza a quienes representan a dicho estado, algo no funciona bien y deben asumirse responsabilidades. No vale constantemente echar “balones fuera”.