Empieza un nuevo curso académico.
Se llenan las aulas de estudiantes, aplicados y vagos, pero falta un maestro en el arte del bien contar. Uno de los grandes.
Con los últimos calores asfixiantes retornaremos los demás, maestros, profesores a esas aulas, que nunca se detienen en las monumentales verjas de los centros educativos que pretenden cercar.
El tiempo se acelera y tú, Josetxo Moreno y tus amigos del GOLEM, nos habéis enseñado a pensar críticamente fuera de las aulas (¿puede un maestro enseñar algo más valioso?) a generaciones y generaciones de pamplonicas, pero también riojanos, estelleses… y muchos más, gracias a la valiosa selección de películas de una distribuidora y productora, pioneras del cine de autor independiente.
Nunca os podremos estar lo suficientemente agradecidas, todas las personas que cada año disfrutamos con pasión de esa determinación, que un día fue la vuestra, de hacer pensar al prójimo por sí mismo, y que esperamos continúe con la misma ilusión que pusisteis en vuestra juventud. Desde el placer de saber que es uno de los grandes placeres de esta vida que tú, Josetxo, junto a otros cultivaste en nuestros campos y que, unos días yecos y otros fértiles, darán fruto, porque esa es la Ley, si se aviene a llover al fin, en este desértico verano agostado.
Por todo lo dado, lo enseñado, por tanta generosidad, por tanto esfuerzo. Gracias las que tú has tenido y nos has legado y al decir del argentino, en su poema el Golem:
En la hora de angustia y de luz vaga,
en su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?
Gracias de todo corazón por todas esas mágicas proyecciones desde esta Praga pamplonica! Te deseo, con Kavafis que el siguiente viaje sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias…
Codés Echalecu Elso, profesora de secundaria y aficionada al cine de los Golem desde siempre por su extraordinario criterio.