NAVARRA INFORMACIÓN/EFE
Un suicida hizo explotar su carga durante la marcha, de la minoría hazara
Estado Islámico ha asumido la autoría del ataque en la zona de Dehmazang de la capital afgana.
Estado Islámico (EI), a través de la agencia Amaq vinculada al grupo yihadista, reclamó hoy la autoría del ataque suicida que provocó este sábado en Kabul al menos 80 muertos y más de 200 heridos en una manifestación de la minoría étnica hazara, de la rama islámica chií.
«Dos combatientes del EI detonaron cinturones con explosivos entre una concentración de chiíes en la zona de Dehmazang en Kabul», dice el escueto mensaje difundido por los yihadistas.
La explosión se produjo en la zona de Dehmazang de la capital afgana y «se teme que las víctimas sean más», indica una fuente policial que pide el anonimato.
El ataque tuvo lugar durante una manifestación de miles de afganos, la mayoría hazaras, que discurría entre fuertes medidas de seguridad en protesta por un proyecto eléctrico del Gobierno que excluye a una provincia de esta minoría, de la rama islámica chií.
Las autoridades habían cercado el recorrido con la colocación de grandes contenedores y la marcha se había dirigido al palacio presencial, aunque el dispositivo de seguridad impidió el paso sin que se produjeran incidentes.
Había tres atacantes
El canal de televisión afgano Tolo informó de que el ataque tuvo lugar hacía las 14.30 hora local (10.00 GMT) cuando miembros de la organización convocante, el denominado Movimiento Visionario, reagrupaban a los manifestantes en la zona de Dehmazang.
De acuerdo con fuentes oficiales citadas por este medio, fueron tres los atacantes, uno de los cuales consiguió hacer explotar los explosivos que llevaba, otro falló en su intento y el tercero fue abatido por miembros de la agencia de inteligencia afgana NDS.
El suicida que detonó los explosivos iba vestido con un burka y se encontraba entre los manifestantes, según relataron testigos presenciales a este canal.
Amnistía Internacional condena el ataque
La organización no gubernamental Amnistía Internacional, en un comunicado, calificó la acción como «un ataque horrible contra manifestantes pacíficos, que demuestra la absoluta falta de respeto que los grupos armados tienen por la vida humana».
«Estos ataques son un recordatorio de que el conflicto en Afganistán no está decreciendo, como algunos creen, sino aumentando», sentenció.
La comunidad hazara de Afganistán, un país predominante suní en el que los chiíes conforman el 9% de la población, ha sido objeto de diversos secuestros en grupo y asesinatos sectarios por parte de los talibanes y otros grupos insurgentes en los últimos dos años.