Aunque el pronóstico de éxito sea poco alentador para algunas parejas que llevan los problemas maritales a las vacaciones de verano, si se aprovechan estos días de descanso para reflexionar sobre el estado de la relación y la posibilidad de resolver los conflictos, puede que la relación salga ilesa, y además se renueve el compromiso y se avive la pasión
Y es que las estadísticas del Consejo General del Poder Judicial indican que en el cuarto trimestre del año aumentan
los divorcios. Se pasa más tiempo en familia y afloran los conflictos no resueltos durante el año.
“Los conflictos que no se hablaron y solucionaron en invierno, no se van a resolver en 15 días de verano”, asegura la psicóloga.
Cuando se acaban las obligaciones, como el trabajo, las tareas del hogar, la rutina diaria o el pago de las facturas, se abre un espacio que parece “infinito” para cada miembro de la pareja. “Así sean solo dos semanas, se hacen visibles los conflictos que están inmersos en la rutina”, afirma Arcas.
Las causas van más allá de la monotonía, pues como indica la experta tendemos a estar siempre con prisa, a llegar a casa solo a dormir. Es por eso que cuando llega el verano, hay que aprender a gestionar el tiempo y establecer unas pautas para definir la situación sentimental y familiar.
Define cuál es tu conflicto de pareja y sigue estos pasos para resolverlo
Según explica Silvia Arcas hay tres tipos de conflictos esenciales.
El primero se da en torno al deseo y la sexualidad. En este aspecto “el verano es un momento fantástico para reactivar la vida sexual. Eso de que no hago el amor porque estoy cansado, o si lo hago, es rápidamente antes de quedarme dormido hay que cambiarlo. Este es un tiempo para imaginar, para reirse mientras hacen el amor”, aconseja Arcas.
En el ámbito de la intimidad, se habla de los conflictos en la expresión de los afectos, de las emociones positivas o de las discrepancias y dudas. “Muchas veces estamos enfocados en decir solo lo malo. Nunca sabemos si hemos hecho algo bien”, expone la experta, y recomienda tomarse unos minutos para decirle a la pareja lo que admira de ella y resaltar lo positivo que haya hecho.
Crear espacios compartidos para hablar y escuchar cómo se siente cada uno, sorprender al otro con algo que de antemano sabes que le gusta, también puede contribuir a bajar la tensión en medio de los conflictos y hacerlo feliz.
Y en los conflictos ocasionados por la duda de si sigue vivo el compromiso de continuar la relación, la psicóloga recomienda “reforzar ese sentimiento de confianza en la pareja, hablar del futuro, reafirmar el deseo de permanecer con ella o con él, aunque las cosas no sean fáciles”.
¿Y qué pasa si le sumamos que hay hijos en el matrimonio?
La psicóloga advierte que muchas veces cuando se tienen hijos, los padres se convierten en sustentadores de los mismos, y se pierde la condición de pareja. “Hay momentos en los que después de estar hablando todo el día de los niños, al final ni saben de qué más hablar”, considera Arcas.
Ante esta situación, que puede convertirse en un problema estructural de la relación, Silvia Arcas recomienda hacer un esfuerzo por realizar planes en pareja, y dejar los niños en casa con una niñera o un familiar. “Hay que invertir en una niñera, ir al cine, y no hablar de niños”, agrega la terapeuta.