Catalina de Aragón y Trastámara de Castilla de Juan de Flandes
Tal día como hoy, el 11 de junio de 1509, Catalina de Aragón y Trastámara, hija menor de los Reyes Católicos, contraía matrimonio con Enrique VIII. Con 21 años se convertía en reina de Inglaterra. Su marido había sido nombrado rey dos meses antes, tras el fallecimiento de su padre Enrique VII.
La historia de Catalina –profundos ojos azules, cara redonda y tez pálida-, comienza a los cuatro años, cuando es prometida con el Príncipe de Galés Arturo, primogénito de Enrique VII de Inglaterra. Es por tanto, un peón de la política de sus padres, los Reyes Católicos, enemigos jurados de Francia, a la que pretenden aislar.
Cumplidos los 15 años, el 14 de noviembre de 1501, Catalina se casaba con Arturo en la catedral de San Pablo de Londres, pero el matrimonio duró tan solo un año. Los dos miembros de la pareja enfermaron de forma grave durante su viaje de novios, –posiblemente de sudor inglés (una extraña enfermedad local cuyo síntoma principal era una sudoración severa) – causando la muerte del Príncipe.
Con la intención de mantener la alianza con España, Enrique VII tomó la decisión de casarla con su otro hijo, Enrique VIII. El Príncipe quedó prendido al instante de la belleza de la hija de los Reyes Católicos, que, además, «poseía unas cualidades intelectuales con las que pocas reinas podrían rivalizar», según las crónicas inglesas de la época. No obstante, el matrimonio con el hermano de Arturo dependía de la concesión de una dispensa papal porque el derecho canónico prohibía que un hombre se casara con la viuda de su hermano. Se argumentó que el matrimonio anterior no era válido al no haber sido consumado. Catalina siempre defendió su virtud y la incapacidad sexual del enfermizo Arturo durante el breve tiempo que duró el enlace.
Pese a la buena sintonía inicial, la sucesión de embarazos fallidos, seis bebés de los que solo la futura María I alcanzó la mayoría de edad, enturbió la convivencia entre el Rey y la Reina. Con todo, Catalina adquirió gran relevancia política y supo estar a la altura en los asuntos de Estado. En 1513, su marido la nombró regente del reino en lo que él viajaba a Francia. Así, la reina tuvo que lidiar con la incursión escocesa en Inglaterra que desembocó en la batalla de Flodden Field. Se dice, entre el mito y la realidad, que Catalina viajó embarazada y equipada con armadura a dar una arenga a las tropas antes de la célebre contienda.
Catalina había sido madre en 6 ocasiones, pero los bebes o nacían muertos o sobrevivían poco tiempo. El primero fue un niño que nació en 1510, llamado Enrique que murió al poco tiempo; el segundo fue un varón al que le pusieron por nombre, Enrique y que nació el 1 de enero de 1511 que murió antes de llegar a su tercer mes de vida . Al cabo de dos años nacería otro Enrique pero tampoco sobrevivió. En 1514 nació una niña a la que parece ser también nació muerta. El 18 de febrero de 1516 nació la única hija de Catalina que sobrevivió, la futura María I de Inglaterra, la última reina católica que tuvo Inglaterra. Ante un último intento por parte de Enrique, nacería en 1518 otra niña que parece que murió muerta, aunque algunos apuntan que simplemente fue un aborto sin explicar el género del bebe.
La falta de un hijo varón y la aparición de una mujer extremadamente ambiciosa, Ana Bolena –una seductora dama de la corte–, empujaron al Rey a iniciar un proceso que cambió la historia de Inglaterra.
Enrique decidió divorciarse de ella para casarse con la que era su amante. Obviamente, se encuentra sin el consentimiento del Papa y con la población inglesa dividida en dos bandos, los que seguían admitiendo ser católicos, la fe cristiana heredera de Cristo, y los que defendían a su rey, un rey que quería cambiar de religión a causa de una amante y de la falta de un hijo varón sano que le pudiera suceder en el futuro. Así nació el anglicanismo.
