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Vacas que pastan sobre el agua en una exposición de alimentos del futuro

Eindhoven (Holanda), 4 jun (EFE).- Cuarenta vacas que pastarán en una granja flotante en aguas del puerto de Rotterdam forman parte de un proyecto pionero a nivel mundial incluido entre las innovaciones presentadas esta semana en una exposición en Eindhoven sobre alimentos del futuro y últimas tecnologías agroalimentarias.

En la muestra «Food to be» («Los alimentos que vienen»), que incluye cuarenta ideas, algunas en desarrollo y otras ya hechas realidad, participan empresas y centros de investigación holandeses punteros en el sector.

Peter van Wingerden, uno de los socios del proyecto de la granja flotante, explicó a Efe que el diseño de la explotación comenzó el pasado octubre y que su construcción se iniciará «después del verano», a la espera del permiso del Ayuntamiento de Rotterdam.

La primera granja de estas características, que podría estar operativa «el próximo febrero o marzo», contará con 40 vacas en un primer momento, dijo el responsable de la idea, que destacó que será «sostenible» y «completamente autosuficiente».

Un ejemplo: en la planta inferior de la granja se cultivará el pasto que alimentará al ganado, que crecerá gracias a la iluminación artificial de lámparas LED.

«Es una unidad muy flexible y que se puede hacer en cualquier lugar del mundo», subrayó Van Wingerden, que añadió que ya han recibido peticiones para llevar a cabo el mismo tipo de proyecto en China, aunque «a mucha mayor escala».

El objetivo de construir explotaciones en el agua, añadió, es «responder a la necesidad de producir alimentos en la ciudad» venciendo el problema de la falta de espacio, y cultivar cerca del consumidor para evitar el impacto del transporte en el medio ambiente.

La exposición propone, por otro lado, una sorprendente idea para el ganado porcino: confortables e higiénicos «apartamentos», que logran reducir en un 90 % el uso de antibióticos en los cerdos.

El objetivo es combatir el abuso en la administración de estos medicamentos, que genera una resistencia antimicrobiana que incide tanto en la salud animal como humana.

«El uso de los antibióticos se debe a la falta de higiene en la producción», explica Pim Biewenga, de MS Schippers, y añade que para combatirlo, su empresa ha ideado unos compartimentos de plástico movibles donde se instala a la madre y las crías, separadas del resto de animales.

La caja de plástico «es muy fácil de limpiar y casi se puede esterilizar», y el ganadero lleva a cabo las inspecciones desde fuera del recinto.

Una alternativa menos costosa que el de las cajas movibles consiste en utilizar en granjas tradicionales material especial para asegurar la higiene, y seguir una serie de pautas con las que se reduce también de manera drástica el uso de antibióticos, explicó Biewenga.

Más allá de la producción ganadera, la exposición pasa revista a los nuevos alimentos que se consumirán en el futuro y a otros que, sin ser realmente novedosos, se espera que vuelvan a ser consumidos.

En esta categoría entran los productos de «Kromkommer», empresa que se dedica a transformar en suculentas sopas aquellas verduras que, por no reunir los «cánones estéticos» que impone la industria, son desechadas.

Chantal Engelen, de esa compañía, señaló a Efe que un buen porcentaje de las hortalizas, en particular el 30 % de las zanahorias, tiene formas que no se ajustan a los criterios «exigidos», lo que las condena a ser excluidas de los supermercados.

Esta empresa las «rescata», de momento para convertirlas en sopa, aunque el objetivo futuro es hacerles también un espacio en las tiendas, dijo Engelen.

Para adquirir sus productos, la empresa paga a los agricultores un precio justo, es decir, el que corresponde por el cultivo y recogida de las hortalizas, explicó Engelen, que confió en que en el futuro haya más tolerancia por parte de los consumidores hacia esas verduras de formas caprichosas.

«Algunos al verlas nos han llegado a preguntar si eran genéticamente modificadas», dijo Engelen, que lamentó el desconocimiento entre la población del problema de despilfarro alimentario que supone el deshacerse de las verduras que no son perfectas.

Dentro de unos años, dicen los expertos, seguiremos comiendo carne, pero a veces las hamburguesas procederán de células madre, como las desarrolladas en la Universidad de Maastricht (Holanda) a partir de carne de vaca, un sistema de producción «mucho más eficiente» que las actuales explotaciones ganaderas, según defienden.

En otras ocasiones, pese a tener el mismo sabor que el más suculento filete, la carne estará elaborada a base de una mezcla de verduras, algo en lo que trabajan la universidad Wageningen y la empresa «De Vegetarische Slager».

La exposición «Food to be», inaugurada con motivo de la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea, que este semestre ejerce Holanda, está abierta en Eindhoven hasta el 5 de junio.

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