La negativa a permitir la limpieza de las margenes del río Ebro a su paso por Tudela, el desmantelamiento del servicio de coordinación de los bomberos de Navarra, la masiva sustitución del funcionariado de educación navarro, por otro más afín, que está provocando retrasos e incertidumbre en los preparativos para el nuevo curso escolar a comenzar en Septiembre o el aumento de las listas de espera sanitarias, son algunas de las monedas de este gobierno a Navarra.
Cuando en una región como esta conviven diferentes maneras de entender una sociedad, se entiende que el gobernante hace un ejercicio de equidistancia para intentar solucionar los problemas de todos y no solo, los de unos pocos.
Se decía de aquel jefe huno, Atila, que por donde pisaba su caballo, no volvia a crecer la hierba. Esperemos que la presidenta de Navarra, Uxue Barkos, no sea un Atila moderno y que por donde pase su gobierno, vuelva a crecer la hierba.