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Aguas residuales de las bases en la Antártida afectan a la vida marina

Aguas residuales de las bases en la Antártida afectan a la vida marina

Los peces tienen deformidades en las branquias y el hígado

Australia manda una planta de tratamiento de aguas negras que es capaz de transformarlas en agua potable.

Las aguas residuales de las bases situadas en la Antártida contaminan los mares y afectan a los peces, focas, pingüinos y otros animales que habitan en sus alrededores, según expertos australianos citados hoy por los medios.

Se calcula que un 37% de las bases en la Antártida no tratan sus aguas servidas, un problema que Australia intenta afrontar con el envío a su base Davis de una planta de tratamiento de aguas negras que es capaz de transformarlas en agua potable, según la cadena local ABC.

El ecologista Jonny Stark, de la División Australiana Antártica (AAD, siglas en inglés), dijo que los estudios realizados por la organización para evaluar los requisitos mínimos del Tratado Antártico demostraron «que probablemente éstos no son efectivos para limitar el impacto ambiental de los desagües».

Los efectos negativos de las aguas residuales se extienden a más de 1,5 kilómetros del punto de desagüe y en esas zonas se ha detectado que los peces tienen deformidades en las branquias y el hígado, mientras que las focas y los pingüinos comienzan a desarrollar resistencia a los antibióticos.

Las focas y los pingüinos comienzan a desarrollar resistencia a los antibióticos «Creo que es algo que debería preocuparnos. No sabemos cuáles son las implicaciones a largo plazo, pero seguramente no será nada bueno», declaró a la ABC Stark, quien presentará su estudio en la reunión de las partes del Tratado Antártico que se celebra esta semana en Chile.

En esta cita internacional, Australia también presentará la planta que enviará para tratar las aguas fecales en la estación Davis, que ha desarrollado durante un lustro y que produce agua que es tan pura que puede ser bebida, según sus creadores.

El director del Instituto de Sustentabilidad e Innovación de la australiana Universidad Victoria, Stephen Gray, comentó que actualmente se gasta demasiada energía en calentar y desalinizar las aguas en la Antártida para que se puedan beber.

«Reciclar las aguas servidas probablemente ahorrará un 70% de la energía para producir agua potable», acotó Gray. Por su parte, el director de la AAD, Nick Gales, dijo que espera que la investigación de su organización y el desarrollo de la nueva planta de tratamiento inspire a reforzar los estándares para la protección ambiental en la reunión en Chile.

«Hay una discusión activa dentro del tratado en este momento en torno a si estos estándares mínimos (en el tratamiento de las aguas servidas) son suficientes y qué es lo que las estaciones en la Antártida deberían hacer», dijo Gales a la ABC. EFE

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