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Nace Califa, el mayor mapa de galaxias de la historia

Nace Califa, el mayor mapa de galaxias de la historia

Recopila información de más de 600 galaxias en una gran base de datos con información de más de 600 galaxias en una gran base de datos

Está disponible para todo el público y la comunidad científica.

 La Vía Láctea, nuestro hogar cósmico, está rodeada de millones de galaxias, cúmulos de estrellas que esconden en su interior información básica, esencial y desconocida sobre los orígenes del Universo.

Ahora, parte de esos secretos podrán ser descifrados gracias a Califa, el cartografiado de galaxias más importante realizado hasta la fecha, un mapa que ayudará a los astrónomos a saber un poco más del funcionamiento del cosmos.

Seis años han tardado los astrónomos de Califa (Calar Alto Legacy Integral Field Area Survey) en recopilar información de más de 600 galaxias y crear la mayor base de datos de la historia, que además está disponible para todo el público y la comunidad científica en la dirección web http://califa.caha.es/DR3.

Califa es un proyecto internacional pero con raíz española, ya que la idea surgió del investigador español Sebastián Sánchez, actualmente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El propio Sánchez explica su proyecto: «Igual que un sociólogo aprendería mucho más sobre un ser humano específico estudiando su entorno, su familia y sus relaciones sociales, los astrónomos podemos aumentar el conocimiento de nuestro hogar cósmico, la Vía Láctea, estudiando a nuestros semejantes en el cielo».

Llega más lejos que ‘Sauron’ y ‘Atlas3D’, sus predecesores

El proyecto Califa tiene dos precedentes: «Sauron, que estudió 72 galaxias de tipo temprano a partir de unos datos obtenidos de un instrumento situado en el Observatorio del Roque de los Muchachos en La Palma, y Atlas3D, que estudió 260 galaxias, también de un rango muy específico», explica a Efe el coordinador del proyecto en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), el investigador Jesús Falcón Barroso.

Pero Califa es diferente. No sólo ha llegado a un número mucho mayor de galaxias, sino que además ha ampliado el rango morfológico de estas agrupaciones estelares, «lo que ha abierto mucho el panorama de estudio sobre la formación y evolución de las galaxias».

 Infografía sobre las galaxias

Sin embargo, «la mayor virtud del proyecto» es la herramienta utilizada para la observación, la espectroscopia de campo integral, «una técnica novedosa que permite obtener muchos datos de la imagen de una galaxia», según Falcón Barroso, algo así como «una visión panorámica de la evolución estelar», puntualiza Sebastián Sánchez.

Hasta ahora, «lo normal era conseguir imágenes de las galaxias a una longitud de onda determinada, es decir, percibiendo un color determinado», pero con esta herramienta «podremos ver muchos colores y observar la galaxia desde múltiples puntos de vista», detalla Falcón Barroso.

Y es que las galaxias tienen patrones de colores distintos, que son lo que dan la información, una información contenida en algo llamado «espectro».

Lo que ha conseguido Califa gracias a la espectroscopia de campo integral es «obtener espectros en múltiples regiones de una imagen, que contienen una serie de líneas llamadas líneas de absorción y líneas de emisión».

Conocer aspectos como la masa o el movimiento de las estrellas

«Estas líneas -añade- desvelan aspectos tan variados como la composición química de las estrellas que conforman la galaxia, su movimiento, la cantidad de masa, tasa de formación estelar...», es decir, ocultan información sobre multitud de propiedades de las galaxias.

La intención de los astrónomos es completar el esquema general de la evolución del Universo, entender cómo se forman y evolucionan las galaxias, pero con cartografiados anteriores «esto sólo se conseguía desde un único punto de vista. Esa es la fuerza del proyecto: ahora podremos observar el mismo problema desde distintos ángulos», destaca Falcón Barroso. La complejidad de los datos obtenidos en Califa constituye, por tanto, un reto para toda la comunidad científica.

Por eso, los investigadores del proyecto han querido hacerlos públicos desde el principio «para que el proyecto sea un legado para la comunidad científica y que se exploten los datos de la mejor manera posible, porque seguro que hay científicos con ideas que nosotros ni nos hemos planteado y que pueden dar buenos resultados», subraya el astrofísico español.

«Creemos que los datos no nos pertenecen y son para todos aquellos interesados en usarlos. Somos un proyecto financiado públicamente y es nuestro deber hacer pública la información, lo que permite a cualquiera reproducir nuestros resultados, lo cual es de un valor fundamental para los científicos», añade Stefano Zibetti, responsable de calidad de la Universidad de Florencia. EFE/Navarra Información

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