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La República Checa cierra 25 años de debates y pasa a ser «Chequia»

Gustavo Monge

Praga, 16 abr (EFE).- La República Checa pasará en las próximas semanas a llamarse oficialmente «Chequia» tras la decisión de un comité estatal reunido en Praga este jueves, que cerró así un cuarto de siglo de debates en torno al nombre de este país centroeuropeo.

El país será ahora «Czechia» en inglés y «Tchéquie» en francés; además de las traducciones normalizadas en ruso, árabe, chino y español, todos ellos idiomas oficiales de Naciones Unidas.

Son los nombres con los que el país centroeuropeo podrá llamarse una vez que Praga curse la solicitud a Naciones Unidas, sin que se abandone el nombre utilizado hasta ahora.

«Se aconseja utilizar el nombre simplificado en los idiomas extranjeros cuando no es necesario usar la designación formal del país, como en acontecimientos deportivos o con fines promocionales», explicó el comité estatal al aprobarlo.

En el ámbito occidental de Europa y América, la República Checa era junto con la República Dominicana «el único país que mantenía un nombre compuesto», destacó a Efe Vit Korselt, el director del Departamento de las Américas del Ministerio de Asuntos Exteriores.

La simplificación estuvo acompañada de un sinfín de debates, y durante los 26 años de democracia no fue posible consensuarla.

A diferencia de Nueva Zelanda, que acaba de rechazar la idea de una nueva bandera mediante un referéndum, en la República Checa se tomó una decisión definitiva sin consultar al pueblo.

Según Korselt, la gente mayor es la más reticente pues el nuevo nombre «les recuerda al ‘Tschechei’ que utilizaban los alemanes durante la ocupación nazi».

Ese nombre era una contracción del «Tschechoslowakei» alemán, como se llamaba al Estado que surgió, como otros muchos en Europa, del desmembramiento del Imperio Austro-Húngaro tras la Primera Guerra Mundial.

Así, los nazis «le dieron un sentido de algo inferior» al país vecino que ocuparon a partir de 1938, explica el diplomático checo.

El propio Korselt asegura no tener problemas con el nuevo nombre corto, aunque advierte de que no le está gustando a todos.

«No me convence. Creo que se va a confundir con Chechenia», opina el periodista Martin Carek, editor del diario digital Echo24.

Tampoco le agrada a la ministra de Desarrollo Regional, Karla Slechtova, quien argumenta que se ha pagado mucho dinero en el pasado para el logotipo de la «República Checa», utilizado en el material publicitario de la agencia estatal CzechTourism.

En sus casi cien años de existencia el estado centroeuropeo de ahora 10,5 millones de habitantes tuvo numerosos nombres.

Del nombre «República Checoslovaca» o «Estado Checoslovaco» en 1918 se pasó a «República Checo-Eslovaca» en 1920, y luego, durante la ocupación nazi, al «Protectorado de Bohemia y Moravia», llamado en el día a día «Tschechei» por muchos alemanes.

Tras la Segunda Guerra Mundial fue, de nuevo, «República Checoslovaca», y en 1960 pasó a llamarse «República Socialista Checoslovaca».

Tras la llegada de las libertades democráticas en 1989 se convirtió en «República Federativa Checoslovaca» y luego, por el bien de la pureza lingüística y teniendo en cuenta a los dos pueblos que componían el estado, «República Federativa Checa y Eslovaca».

Eso fue así hasta la división del país en 1993, cuando el mayor de los sucesores pasó a llamarse simplemente «República Checa».

Ya entonces surgieron voces que querían una forma simplificada del nombre pero no tuvieron éxito.

Encontrar un nombre oficial más práctico fue en una asignatura pendiente hasta ahora, cuando el ministro de Exteriores, Lubomir Zaoralek, se convirtió el adalid del cambio.

«No es bonito que el país no tenga claramente establecidos sus símbolos o incluso que no tenga claramente dicho cómo se llama», manifestó Zaoralek en su defensa del nuevo topónimo.

Eso sí, en aras de la sencillez, los checos utilizaban hasta ahora dos formas informales abreviadas: «Cesko» (pronunciado «Chesco») y «Cechy» (pronunciado «Cheji»).

Sobre la primera, Jiri Penas, jefe de Cultura del diario Lidové Noviny considera que «es muy fea, no es estética, y está mal».

Incluso el expresidente Vaclav Havel llegó a decir que al pronunciar «Cesko», era como si le salieran babosas por la boca.

Al final, se ha optado por una sola palabra, «Czechia», que no es latina, sino de raíces eslavas, aunque se ha «latinizado» con la terminación «-ia».

Probablemente ya se pueda ver el nuevo nombre en las camisetas de la selección checa en la próxima Eurocopa de fútbol en junio. EFE

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