El cuatrocientos aniversario de Miguel de Cervantes debería ser uno de los momentos claves en las celebraciones que tiene este país. Que hasta este mes de abril no se haya reunido la comisión del aniversario de Cervantes, por ejemplo, deja mucho que desear en las intenciones de un gobierno más preocupado de su supervivencia que del resto de preocupaciones que todo buen gobierno debe tener. Además,
por lo visto, todo lo que tenga que ver con aquella época gloriosa de nuestra política-el imperio español- y de nuestras letras españolas, que no castellanas, vascas, catalanas o gallegas, no está bien visto hoy en día.
Desde aquí, reivindicamos la buena salud de nuestro idioma, común a todos los españoles, y nos unimos al homenaje que esperamos, que de una vez, comienza en este país.
¿Se imaginan ustedes a Inglaterra renegando de Shakespeare, a Francia de Moliere o a Rusia renegando de Tolstoi? Seguro que no.
No habría que esperar ni a que haya gobierno, ni a que llegue ningún Día del Libro, sino empezar ya. Buen comienzo seria el descubrir de una vez su tumba, por ejemplo.