Tras los atentados terroristas de París y Bruselas, el distrito bruselense de Molenbeek quedó estigmatizado como un nido del radicalismo, pero ahora el Millenium Iconoclast Museum of Arts (MIMA), un nuevo museo de arte contemporáneo, intentará impulsar y reactivar el barrio a través de la cultura.
El museo fue inaugurado hoy con tres semanas de retraso respecto a la fecha prevista inicialmente, el 22 de marzo, el día del doble atentado en Bruselas que costó la vida a 32 personas.
Está localizado en las antiguas fábricas de la cervecera Bellevue, en la zona de Molenbeek más cercana al canal del centro de la ciudad y también una de las más empobrecidas.
«Molenbeek no es como la gente piensa, es un barrio céntrico que está creciendo pero que necesita que se cree un clima de confianza, y ese es el objetivo del museo», explicó en la presentación a los medios del museo uno de sus responsables, Raphaël Cruyt.
Según los dirigentes del museo, «el MIMA ayudará a embellecer el espacio público, dará un nuevo impulso al distrito, fortalecerá su diversidad y pondrá a la zona en el mapa», ya que estiman que atraerán a unos 30.000 visitantes cada año.
La atención mediática que generó Molenbeek tras los atentados de París -al quedar al descubierto que varios presuntos terroristas procedían de ese barrio- tuvo muchas críticas por parte de sus vecinos, que lamentaron la estigmatización de una zona que, aunque se enfrenta a problemas como una tasa de paro de alrededor del 30 %, se describe como trabajadora y pacífica.
Fundado por varios expertos en cultura contemporánea en colaboración con varias empresas e instituciones, el MIMA se define como «un museo de artes visuales decidido a contribuir al ímpetu cultural empático, colaborativo, participativo, iconoclasta y transversal que se esconde en cada uno de nosotros y que está pidiendo salir», una iniciativa «única en Europa».
El centro de arte explorará en sus colecciones la historia de lo que Cruyt bautizó como «cultura 2.0», o las formas en la que la era de las nuevas tecnologías han influido al arte contemporáneo, y cómo este se nutre cada vez más de distintas disciplinas.
Basadas en este concepto, las colecciones del museo plasmarán la diversidad artística, exponiendo obras que combinan desde culturas musicales como el rock o hiphop a las artes gráficas, pasando por el skate o los deportes extremos, los tatuajes, el cómic, los grafitis o la moda.
Aunque las obras expuestas son de artistas que han bebido de las subculturas y tribus urbanas, el destinatario es el público general.
El objetivo primordial de MIMA es, de hecho, «llevar una cultura 2.0 emergente e interconectada a un gran audiencia mediante la construcción de puentes con distintos públicos desde grupos de escuelas al mundo académico, y también exportando al extranjero las exposiciones», explican sus responsables.
Sin embargo, el concepto de cultura 2.0 también hace referencia al nuevo rumbo del arte, en el que los artistas ya no se necesitan a grandes empresas, mecenas, contactos influyentes o intermediarios en general para que sus obras lleguen a una audiencia global.
«La cultura que está emergiendo con internet está haciéndose viral, los artistas ya se comunican directamente con el público, y el MIMA cuenta su historia», explica la organización.
A la muestra permanente se le suma la colección temporal «City Lights», una «traducción visual de esta mentalidad cosmopolita» según la organización, con obras de los artistas estadounidenses MOMO, FAILE, Maya Hayuk y Swoon, que se exhibirá hasta el 28 de agosto del presente año.
Cruyt aseguró que, pese a tener una perspectiva internacional -las exposiciones tendrán guías en francés, holandés e inglés- el museo se enfocará también en los trabajos de artistas belgas.
Además de la colección temporal y la permanente, el centro acogerá en sus 1.300 metros cuadrados de espacio varias conferencias, conciertos, talleres de trabajo o eventos de baile, y tiene un restaurante. EFE
