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Bichos y bacterias, fuego amigo contra el cáncer

La mala fama les precede. Imágenes nocivas e incluso letales nos vienen a la mente cuando pensamos en bichos y bacterias. Pero hay otra realidad porque estos microorganismos sirven también para detectar o curar enfermedades, para combatir por ejemplo el virus del dengue, y hasta para batallar contra el cáncer

David G. Jara, bioquímico y autor de “bacterias, bichos y otros amigos” (Ed. Ariel), explica a EFEsalud las bondades reales del mundo de los microbios. ¿Con qué finalidad? Ofrecer “una visión más holística, ya que si en algunos contextos se comportan de forma peligrosa, en otros son muy necesarios”, como el mismo dice.

Lysteria monocytogenes, la favorita

Este es el nombre de una peligrosa bacteria patógena que produce una grave enfermedad: la listeriosis. Poco frecuente pero de mortalidad muy alta que se puede contraer con el consumo de alimentos que contienen la bacteria.

Pero resulta que este microorganismo se desarrolla dentro de las células a las que parasita y además tiene facilidad para activar el sistema inmune del individuo; por ello, relata Jara, la han postulado como principal candidata para lo que podrían ser las futuras vacunas con las que tratar el cáncer.

Los investigadores, explica, buscan poder fabricar una vacuna con patógenos como la citadaLysteria:”Se trataría de eliminar , primero en el laboratorio su naturaleza perniciosa, para poder utilizarla luego como activadora de nuestro sistema inmune y atacar así a las células cancerígenas.”

Cáncer de vejiga

Otro ejemplo es el cáncer superficial de vejiga. Ya se sabe que este cáncer presenta una menor probabilidad de recaída si tras la inevitable operación quirúrgica para eliminar el tumor, se le inyectan al paciente los mismos microorganismos patógenos que se utilizan en la vacuna contra la tuberculosis.

Del mismo modo, apunta Jara en su libro, recientes estudios han demostrado la utilidad que presentan las toxinas fabricadas por las bacterias patógenas del tétanos y la difteria en la activación de la respuesta defensiva contra las células cancerosas de un glioblastoma, el más maligno de los tumores cerebrales.

Más futuro

David G.Jara., bioquímico

También los científicos aspiran a poder usar bacterias depredadoras como laBdellovibrio bacteriovorus para cazar y eliminar a otras bacterias que, al volverse invulnerables a los antibióticos, amenazan nuestra salud.

Según el autor, una de las novedosas vías que se valora utilizar consiste en liberar bacterias depredadoras que persigan, localicen y eliminen a los peligrosos microbios resistentes a lo antibióticos.

Pero, advierte este bioquímico, “hay mucho camino por andar, y en relación por ejemplo, a este último asunto, uno de los principales problemas está en determinar si estas bacterias se van a limitar a cazar a los microorganismos patógenos o si también atacarán a las células sanas del enfermo”.

“Cuando hablas de bacterias, bichos, virus o protozoos, la gente se extraña y piensa que solo producen enfermedades y el objetivo de mi libro es mostrar que ayudan en un montón de ámbitos, lo hicieron en el pasado, lo hacen en el presente y lo harán en un futuro. De hecho en el ámbito de la salud son muy importantes, pues todos los antibióticos que utilizamos para combatir a las bacterias patógenas proceden de un hongo o de otra bacteria”.

Unos 900 actores vestidos con trajes de época en la recreación de la última batalla de Napoleón Bonaparte, Waterloo, que tuvo lugar el 18 de junio de 1875 en Waterloo, Bélgica, hoy domingo 18 de junio.

Otras amistades

En opinión de Jara, a veces somos muy radicales y decimos esta bacteria es mala y hay que eliminarla como sea y los microbiólogos se han dado cuenta de que no todo es así de sencillo.

Por ejemplo, el Helicobacter pylori es una bacteria que ya le suena a mucha gente porque es la principal responsable de las úlceras estomacales, de origen no medicamentoso.

Su eliminación nos libra de molestas gastritis, peligrosas ulceras e incluso del cáncer estomacal, pero, por otro lado, favorece la aparición de otras enfermedades que afectan al esófago y que pueden desembocar en cáncer.

Además, apunta Jara, las últimas investigaciones apuntan también a la relación que hay entre la ausencia de esta bacteria en nuestro estómago con la obesidad.

Así, concluye este bioquímico, eliminar a los microorganismos de nuestro entorno “no siempre es la mejor solución porque su ausencia también puede desestabilizar un equilibrio que se ha tardado milenios en afinar”.
Insiste por ello en defender una visión “más holística” de lo que son los microbios, “porque en algunos contextos se comportan de forma peligrosa y en otros son necesarios”.

Con este objetivo, Jara recorre en su libro múltiples aspectos y describe el uso de bacterias para detectar peligrosas sustancias tóxicas en el medio ambiente o relatar algunas vinculaciones de los microbios con la historia, y se hace eco de un estudio en el que se analizaron los dientes de una treintena de cadáveres de soldados del Gran Ejército de Napoleón.

Mediante diferente pruebas se encontraron dos bacterias patógenas,  Rickettsia prowazekii y la Bartonella quintana. Dos bacterias que contribuyeron a la derrota de los hombres de Napoleón. EFE

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