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La Policía Foral advierte del incremento de denuncias recibidas por delitos relacionados con el ‘sexting’

En los tres primeros meses de 2016 han sido presentadas 8, 6 de ellas en marzo, frente a las 3 registradas en todo el año pasado

En las últimas semanas el Grupo de Delitos Informáticos de la Policía Foral de Navarra, ha observado un incremento de conductas que podrían ser constitutivas de delito por prácticas relacionadas con sexting, la difusión de imágenes eróticas o pornográficas, a través de la red social Instagram. Durante el pasado mes de marzo han sido

6 las denuncias recibidas, a las que hay que unir otras dos presentadas en enero y febrero, por lo que son 8 las formalizadas en los tres primeros meses de 2016 frente a las 3 denuncias registradas en todo el año pasado.

Las conductas delictivas que están siendo investigadas se basan tanto en testimonios de jóvenes que participan en las charlas que los agentes imparten en centros escolares, como en denuncias presentadas por los padres, pero la Policía foral anima

a cualquier persona que sufra este tipo de delitos o conozca que están siendo cometidos a que interponga la correspondiente denuncia para poder investigar los hechos.

La mayoría de las víctimas son chicas de entre 11 y 14 años, y los autores suelen ser sus propios amigos o compañeros, e incluso algún adulto que logra ganarse su confianza.

Desde la Policía Foral se quiere destacar que no se trata de un aumento gradual en el tiempo sino de algo puntual, aunque se recomienda no bajar la guardia ante este tipo de fenómenos.

Por qué es un delito

El ‘sexting’ (abreviatura en inglés de «sex texting») es una conducta muy extendida a nivel mundial no solamente entre menores, sino también entre adultos. Consiste en compartir fotos eróticas o pornográficas, principalmente a través de terminales móviles.

La práctica del sexting, per se, no supone delito, el ilícito penal se comete cuando se difunde por terceros y sin autorización este tipo de imágenes.

El artículo 197.7 del Código Penal establece que «Será castigado con una pena de prisión de tres meses a un año o multa de seis a doce meses el que, sin autorización de la persona afectada, difunda, revele o ceda a terceros imágenes o grabaciones audiovisuales de aquélla que hubiera obtenido con su anuencia en un domicilio o en cualquier otro lugar fuera del alcance de la mirada de terceros, cuando la divulgación menoscabe gravemente la intimidad personal de esa persona.

La pena se impondrá en su mitad superior cuando los hechos hubieran sido cometidos por el cónyuge o por persona que esté o haya estado unida a él por análoga relación de afectividad, aun sin convivencia, la víctima fuera menor de edad o una persona con discapacidad necesitada de especial protección, o los hechos se hubieran cometido con una finalidad lucrativa.»

Como puede verse, el delito se comete incluso si no tiene contenido sexual explícito, basta con que «menoscabe gravemente la intimidad personal», y supone una agravante que la víctima sea menor de edad, como es el caso de las denuncias recibidas en la Policía Foral.

Uso de las redes sociales

En la actualidad, Instagram y WhatsApp son dos de las aplicaciones más utilizadas por los jóvenes, y por tanto en la que más se dan este tipo de ilícitos penales. Por eso, es necesario que los adultos enseñen a los niños a utilizar adecuadamente las redes sociales, prestando especial cuidado a la información (gráfica o no) que divulgan a través de ellas. Otra aplicación, Snapchat, es utilizada para este tipo de mensajes por sus características, ya que los archivos enviados se eliminan automáticamente entre 1 y 10 segundos después de ser visualizados, pero eso no garantiza su desaparición pues es muy sencillo para el receptor realizar una captura de la pantalla con la imagen o una fotografía de la misma.

Según un estudio elaborado en 2014 por la Policía Foral entre jóvenes navarros de 10 a 12 años, el 42% de ellos poseían ya un smartphone, cifra que hoy día se ha incrementado de forma importante, con un mayor número de niños con dispositivos móviles y a edades más tempranas.

Desde el Grupo de Delitos Informáticos de la Policía Foral se quiere recalcar la necesidad de conocer el uso que hacen los menores de los dispositivos tecnológicos y de redes sociales, aportando pautas básicas que ayuden a los niños y jóvenes a hacer un uso lo más seguro y responsable posible. En este sentido, indica algunas prácticas que poder resultar útiles:

– Hacer ver a los niños y jóvenes la importancia de preservar su vida privada.

– Supervisar el uso que hacen de las redes sociales.

– Enseñarles pautas básicas para detectar riesgos en el mundo virtual, igual que cuando salen a la calle.

– Establecer normas, pautas y horarios para el uso de dispositivos móviles.

– Concienciarles que la amistad no siempre garantiza la confidencialidad.

– Hacerles entender que al compartir información y material en la red, se pierde el control, aunque posteriormente se intente borrar.

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