Era el año 1921 cuando en una Rusia destruida por la Revolución Bolchevique y, como consecuencia del “comunismo de guerra”, el X Congreso del Partido Comunista decidió, por petición de Lenin, poner en marcha lo que se conoce como la Nueva Política Económica (NEP).
La NEP fue creada para revitalizar al país a causa de la guerra mundial, la revolución, la guerra civil y la hambruna. Esta fue una decisión impuesta por las circunstancias, un “repliegue estratégico” en la construcción del socialismo justificado por el atraso económico de Rusia. “No somos lo suficientemente civilizados para pasar directamente al socialismo, a pesar de que las políticas tienen sus primeros frutos“, declaró Lenin.
En el contexto actual, en la España de 2016, también necesitamos una nueva política económica, que deje atrás el consenso socialdemócrata que padecemos desde hace varias décadas y apostemos por una liberalización de los diferentes sectores económicos y sociales,que nos devuelva a la sociedad civil aquello que el Estado nos ha ido quitando poco a poco coactivamente.
Sin duda ninguna, el mercado que necesita una profunda remodelación, en ese camino de la liberalización, es el mercado laboral. Con una tasa media de paro que supera el 15% en la era democrática, y pasando del 20% en los últimos años, ésta reforma es más necesaria que nunca. Debemos mirarnos más en el espejo de aquellos países, que con más libertad económica, tienen mayor productividad, mayores salarios y menos paro(sin salario mínimo, además).
Otra reforma básica debería ser la relacionada con las pensiones. Pasar de la estafa del sistema de reparto a un sistema de capitalización debería ser el camino para que podamos recuperar algo que el consenso nos ha arrebatado: el ahorro y la responsabilidad.
Sin dejar de lado la más que necesaria liberalización de la sanidad y la educación (homeschooling).
En definitiva, apostar más por el liberalismo -inexistente en España-, y dejar atrás experiencias socialistas -en mayor o menor grado- que solo traen pobreza, miseria y ausencia de felicidad.
David Muñoz Lagarejos, estudiante de Ciencias Políticas y Gestión Pública en la Universidad Rey Juan Carlos.
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