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Un espía, «con bastante atino», de partidos políticos en Twitter

Un espía, «con bastante atino», de partidos políticos en Twitter

Desde un pequeño despacho de la Universidad Autónoma de Madrid, el grupo de investigación Sociedad Digital y Conocimiento, coordinado por Enrique Alonso (Madrid, 1964), pronosticó «con bastante atino» los resultados de las pasadas elecciones locales y generales… solo mediante Twitter.

Alonso es, además de coordinador del grupo, un profesor de Lógica y Filosofía de la Ciencia reconvertido en desarrollador, debido a que, asegura en una entrevista con Efe, «el código informático es una de las nuevas herramientas que utiliza la filosofía», en el sentido de que internet «es un componente principal en la revolución de la comunicación».

 Partiendo de esta premisa, el docente desarrolló un software para estudiar la dinámica y la actividad de Twitter que, desde su equipo, han orientado al seguimiento de los perfiles de los partidos políticos, coincidiendo con el ritmo electoral de los últimos meses.

El gran volumen de tuits generados por las formaciones y actores políticos fue lo que les llevó a utilizar dicha herramienta, que analiza en la red de los 140 caracteres «la terminología que cada partido usa o los momentos en los que se producen quiebras en la tendencia de voto», entre otros aspectos, explica Alonso.

Dentro de la actividad «frenética» que «no decayó» tras las pasadas elecciones generales, han podido descubrir, siempre juzgando desde el ámbito técnico, que «la nueva izquierda es la que mejor controla el medio», algo que se debe, señala, «a que proviene de esa cultura de comunicación».

«Twitter es una red para actos muy mediáticos, actúa como una caja de resonancia de la información periodística clásica. De manera que habitualmente lo que tiene más repercusión es si alguien da un titular, aunque ahora deberíamos decir que alguien da un tuit», pormenoriza Alonso.

A pesar de que, avisa, la red social «no garantiza los votos», ya que hay que tener «engrasadas muchas cosas», el desarrollador destaca, por la actividad diaria que han tenido las formaciones, que Podemos «tiene un gabinete que funciona bien» y que Izquierda Unida «ha aprendido bastante».

En el lado contrario pone a Ciudadanos, agrupación de la que opina que «pese a tener un buen éxito electoral y una buena implantación, no ha sido gracias a las redes», pues, apunta, «su actividad es pobre».

Añade, en la misma línea, no obstante, que UPyD tuvo «muchísima actividad» en las redes y «mirad dónde ha ido a parar», mientras el Partido Popular, que «no lo ha hecho mal», recibe «mucha atención gratis» al ser su perfil el del partido del Gobierno, aunque ahora en funciones.

Entre los casos particulares que ayudaron al grupo Sociedad Digital y Conocimiento a tener un grado alto de acierto en los resultados electorales, Alonso recuerda especialmente uno: «El debate entre Manuela Carmena y Esperanza Aguirre en Madrid -celebrado a cinco días de las municipales- inclinó completamente la balanza. Lo vimos perfectamente en las gráficas».

Éste y otros muchos hechos son el ejemplo, menciona el docente, de la posibilidad que da internet de «participar y crear situaciones de conflicto que antes no eran imaginables», algo que se aprecia claramente en España porque el país tiene «una gran penetración tecnológica y una alta conflictividad social», un «buen cóctel», dice, para «ver lo que las tecnologías de la información pueden hacer».

Alonso participó en Ferrol en las XXI Jornadas de Filosofía de la Universidad de A Coruña, en las que expuso su ponencia ‘Las etapas del gobierno de la Red: Personas, instituciones y agente’, en la relación con su última obra: ‘El nuevo Leviatán. Una historia política de la red’ (Editorial Díaz Pons, 2015).

Acerca de ese gobierno de internet, el profesor explica que quiénes vigilan las condiciones del futuro de la Red «están muy alejados del control ciudadano», a pesar, agrega, de que es el usuario «el que crea una riqueza en la red cada vez que la usa».

Por ello, ve numerosas semejanzas entre el problema de la sociedad contemporánea, que está surgiendo, y el nacimiento de la sociedad industrial durante el siglo XIX: «Entonces los grandes empresarios también vieron con mucho optimismo su futuro, pero cuando llegaron los obreros a las fábricas y surgieron los sindicatos de clase, finalmente estalló un conflicto».

En esta etapa de plena evolución tecnológica, el desarrollador cree que en cuanto las grandes corporaciones, como Google o Facebook, «intuyan que el usuario medio y las sociedades vuelven a tener capacidad económica», la vida urbana «se verá afectada por una importante transformación» que en pocos años desembocará en «la integración de las personas con la red».

«Cuando decidan que ha llegado el momento maduro, nos van a hacer saltar hacia delante otra vez. Se nos viene encima una última vuelta de tuerca en la revolución de las tecnologías de la información», concluye. EFE

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