El filósofo y escritor Javier Gomá considera que en la cultura contemporánea «hay muchos aguafiestas que, en un tono lastimero, insisten en dar razones para deprimir», cuando el planteamiento, en su opinión, sería al revés. «Ofrecer razones para vivir con gozo y dignidad».
Y esto es justo lo que Javier Gomá (Bilbao, 1965) hace en «Filosofía mundana», publicado por Galaxia Gutenberg, el libro donde reúne todos sus microensayos sobre «la totalidad del mundo y para el mundo».
«Filosofía mundana», el libro que se publica ahora, incluye además seis inéditos hasta ahora no publicados.
El amor, la muerte, la felicidad, la belleza, las vejez, la justicia, el arte, la individualidad, la dignidad y otros temas eternos sobre la existencia del hombre se dan cita en estos microensayos, en los que el autor, que acuñó la idea de ejemplaridad, desarrolla lo que llama «la filosofía mundana».
Un concepto con el que pretende hacer llegar a los lectores las reflexiones más profundas de la manera más transparente, y una propuesta que trasmite el gozo de vivir y aceptar con deportividad los malos tragos.
«Es frecuente que la filosofía utilice un tono lastimero sobre la realidad, que todos sabemos que es dura. Pero ya sabemos que la vida no tiene sentido y que lo único que lo tiene es la dignidad. Vivir con dignidad y hacer la vida digna es lo importante», sostiene el pensador en una entrevista con Efe.
Según el premio nacional de ensayo, la filosofía «tiene que hacerse cargo del mundo» y no sólo para un grupo de personas, sino para toda su totalidad; como los juristas se hacen cargo de lo suyo, o los médicos o los científicos. Cada uno tiene a su cargo su cosas, «y la filosofía tiene que hacerse cargo del conjunto, del mundo, y hablar de ello con dignidad».
En este mismo sentido, Gomá asegura que los grandes conceptos de la cultura, la ciencia o la razón han tenido grandes teóricos y grandes poetas, mientras que en relación con la dignidad apenas hay quien la ha mostrado atractiva.
«Siempre ha sido un concepto jurídico relacionado con los derechos fundamentales -argumenta-, pero nunca ha tenido una reflexión atractiva y más cuando, por otra parte, se ve todos los días en los periódicos fenómenos como el de los indignados, en el que la dignidad es un presupuesto». «Y no hay nada superior a la dignidad», añade el autor de «Imitación y experiencia».
El compromiso, la imperfección, la obediencia, la poesía, la vanidad, la vocación, la belleza y el arte en la época de ejemplaridad, los rumores, el aplauso, el chisme o el análisis de la frase «escurrir el bulto» son otros de los muchos temas que aborda este filósofo.
Un pensador que un día decidió bajar de la filosofía hecha en la buhardilla, del retiro de la torre de marfil y bajar al salón de casa para hablar con claridad, como ya pidió Ortega y Gasset, y proporcionar referencias, «en un momento en el que la brújula está un poco desorientada».
Pero Gomá, que también ha dedicado más de 30 años ha elaborar su idea de la ejemplaridad única y que cerró con la publicación de su «Tetralogía de la ejemplaridad» (2014), también da por acabada ahora su propuesta de microensayos con la publicación de este volumen.
«Siento que estoy en una nueva etapa, que lo anterior ha terminado y que coincide simbólicamente con mis 50 años y con otros acontecimientos. No sé por dónde me llevará esta nueva etapa. Mi reflexión se encamina en indagar cómo se puede escribir una obra que mantenga una actualidad que resista la descomposición del tiempo», concluye Gomá. EFE
